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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA CERVANTES

MIGUEL DE CERVANTES, SOLDADO EN EL MEDITERRÁNEO … 83 cos, a pesar de la ventaja con la que se contaba al tener los turcos divididas sus fuerzas en Navarino y en Modón. Cervantes tomó parte en la campaña de 1572, de modo que estuvo en los encuentros de Navarino y Modón13 siguiendo las banderas de Marco Antonio Colonna. Tras el fracaso de la expedición, se resolvió que todos se retirasen a sus tierras, y don Juan entró con la armada española en Mesina a principios de noviembre. Se empieza a organizar la segunda invernada de estas compañías en Sicilia, dándose las disposiciones para fijar los lugares en que cada una de ellas debía permanecer hasta la siguiente primavera. Se desembarcaron los Tercios españoles de Nápoles y Sicilia; se señaló aloja-miento al de Lope de Figueroa; y se aprovecha para reformar entonces el de Moncada, con cuyos soldados se rehizo y completó el Tercio de Figueroa. Durante esta campaña, las compañías del Tercio de don Lope tienen un tra-tamiento especial, y no participan del sistema administrativo y económico habitual que tenían los Tercios de Sicilia o el de Nápoles, sino que serán asignadas a la armadade don Juan de Austria, que se hará cargo de su man-tenimiento y pagas con cargo al fondo contable del Ejército. Cervantes en Sicilia (Agrigento), invierno de 1572 La estancia de Cervantes en Sicilia en el invierno de 1572 era prác-ticamente desconocida14, salvo los comentarios de Navarro y Ledesma: «Todo el invierno pasó Cervantes en Sicilia, gozando de su clima apacible, sus arcádicos paisajes y el suave trato de sus moradores; puede ser que es- 13  Bennassar, B.: Don Juan de Austria…, pp. 158 y 241. La relación que hace Cervantes puesta en boca de su famoso cautivo (que corresponde a las propias aventuras de Cervantes, recogi-das en su novela del Cautivo): «Hálleme el segundo año, que fue el de setenta y dos, en Na-varino, bogando en la capitana de los tres fanales. Vi y anoté la ocasión que allí se perdió de no coger en el puerto toda la armada turquesca, porque todos los leventes y jenízaros que en ella venían tuvieron por cierto que los habían de embestir dentro del mismo puerto, y tenían a punto su ropa y pasamaques, que son sus zapatos, para huirse luego por tierra, sin esperar ser combatidos; tanto era el miedo que habían cobrado a nuestra armada. Pero el cielo lo ordenó de otra manera, no por culpa ni descuido del general que a los nuestros regía, sino por los pecados de la cristiandad…», en Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote…, I, cap. XXXIX. Cfr. también Fernández Álvarez, M.: Cervantes visto por un historiador. Ed. Espasa. Ma-drid, 2005, pp. 115-118. También, Cfr. Fernández Navarrete, F.: Vida de Miguel de Cervan-tes…, pp. 22-23. 14  Cfr. Fernández Álvarez, M.: Cervantes visto por un historiador…, pág. 118. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2016, pp. 83-106. ISSN: 0482-5748


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