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MARINA MERCANTE: LUCES Y SOMBRAS (1914-1918) cinco barcos a la naviera La Palma de San Sebastián en febrero de 1917 y adquirir los Astilleros de Cádiz en mayo de 1917. Su naviera, con un arqueo bruto de 23.182 toneladas, ocupaba el séptimo puesto entre las nacionales en 1915. La enajenación de todos sus barcos, tres los había comprado la empresa siderúrgica Altos Hornos de Vizcaya en 1916, le había reportado «la fabulosa cantidad de 21.415.000 pesetas». El Astillero de Cádiz, en situación de quiebra desde 1910, lo adquiere por 1,31 millones pesetas pagadas en efectivo. Un negocio redondo. De esta edad de oro para las compañías marítimas españolas había quedado marginada la más importante: la Compañía Trasatlántica. ¿La causa? Su vinculación a los contratos estatales, que la obligaban a prestar una serie de servicios que le impedían beneficiarse de la situación bélica. Por último, señalamos un caso muy especial: la Compañía Cartagenera de Navegación. Creada el 26 de octubre de 1900, en 1915 disponía de un registro bruto de 6.082 toneladas. En septiembre de 1917 tuvo que convocar una junta extraordinaria de accionistas para informar de su disolución. Dos de sus barcos, San Leandro (6) y San Fulgencio (7), habían sido torpedeados; los dos restantes, Santa Florentina y San Isidoro, eran enajenados. Aumento de las compañías navieras Los ingentes beneficios obtenidos atrajeron a gran número de nuevos «emprendedores». Si entre 1910 y 1915 no se había creado ninguna naviera, entre 1916 y 1920 nacieron 58 nuevas; algunas con la intención de perdurar, otras solamente para aprovechar la coyuntura favorable. Dos ciudades portuarias iban a ser las sedes de las nuevas compañías: Barcelona y Bilbao. En Barcelona, en 1914, había cinco sociedades anónimas dedicadas a la navegación. Entre 1916 y 1918 se crearon nueve sociedades anónimas dedicadas a la navegación de altura y cabotaje. La más importante de ellas fue la Compañía Trasmediterránea, instituida el 25 de noviembre de 1916 con un capital social de 100 millones de pesetas. En la misma procedían a fusionarse Valenciana de Vapores Correos de África, con 18 barcos en activo y 5 en construcción; Ferrer Peset Hermanos, con 15; Línea de Vapores Tintoré, con 7; Vinuesa, de Sevilla, con 5; Navegación e Industria (Barcelona), con 5, aportando los talleres Vulcano, sumando un total de 55 vapores (8). Se convertía en la segunda naviera española por detrás de la Trasatlántica. La Trasmediterránea poseía prácticamente la hegemonía de los servicios de cabotaje y la casi totalidad de los servicios postales oficiales con el norte de Áfri- (6)  Narración del hundimiento en La Época, 9 de enero de 1917, primera página: «Las pérdidas de los neutrales». (7)  SOLDEVILLA, Fernando: El año político, 1917, Imprenta y Encuadernación de Julio Cosano, Madrid, 1918, p. 107; referencia muy crítica al hundimiento en El País, 22 de abril de 1917. (8)  Vida Marítima, núm. 538, 10 de diciembre de 1916, p. 552. Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 43


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