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PRESENCIA VASCA EN LA ARMADA ESPAÑOLA (IV) y visitó, en su interior, uno de sus poblados, recibiendo numerosos obsequios de los naturales, uno de los cuales se ofreció de guía para navegar a Tahití. El día 8 divisaron una isla mayor que las anteriores, que el indígena reconoció como Tahití. Debido al poco viento, la fragata no pudo acercarse a tierra. El día 12, el alférez Raimundo Bonarcosi con varios marineros y el indígena de San Cristóbal, fue a tierra, siendo recibidos por muchos tahitianos con grandes demostraciones de alegría y amistad. Al día siguiente, Bonechea reunió a bordo a todos los oficiales, y les leyó las instrucciones relativas al buen trato que debían tener con los isleños, respetando sus propiedades y no cometiendo infamia con las mujeres, bajo pena de graves castigos. Estas instrucciones eran similares a las que se dieron a la tripulación en el viaje anterior a la isla de San Carlos y que después se repitieron en las expediciones a Tahití, cumpliéndose rigurosamente. El mismo capitán Cook señalaba, tiempo después en el relato de sus viajes, la amabilidad de los tahitianos para con los españoles. Se envió un bote para sondear y comprobar si era un puerto apropiado para la fragata, sirviendo de paso de guía a dicha embarcación pero, en un golpe de mar, la fragata quedó varada en unos arrecifes, rompiendo la caña del timón y varias tablas de su casco. Los arrecifes donde encalló la fragata, al noreste de Tahití Nui, se conocen con el nombre de Tefana, próximos al poblado de Mahaena. Con la ayuda del bote y de las canoas de los tahitianos y después de varias maniobras, la fragata logró salir de los arrecifes, fondeando después en el puerto de Taiarapu, al este de Tahití Iti, bautizado por Bonechea como puerto de Santa María Magdalena y conocido actualmente como Aiurua. Desde la fragata se levantó el plano del puerto y se dibujó una perspectiva de la isla. Bonechea ordenó que una lancha circunnavegara la isla para hacer su plano completo y, de paso, reconocer y nombrar los puertos, ensenadas, cabos y otros datos geográficos que se vieren. Emplearon cinco días en dar la vuelta a la isla, siendo recibidos en todos los sitios en que saltaron a tierra con grandes muestras de amistad por sus habitantes. A la isla de Tahití la bautizaron como isla de «Amat» en recuerdo del virrey del Perú, que ordenó la expedición. Durante su estancia, Bonechea recogió informes de la visita de navíos ingleses, así como otros de tipo geográfico, de la vegetación, calidad de la tierra, animales, costas, armas, costumbres, etc. Se compuso también un pequeño vocabulario español-tahitiano de las palabras más comunes. Un tahitiano práctico de la navegación entre las islas les informó de algunas de ellas situadas al oeste de Tahití, entre las que se encontraban Moorea, Huahine, Raiatea, Tahaa, Borabora, Maupiti, Maiao, Atiu, etc. Una vez vuelta la lancha de Gayangos, la fragata levó anclas teniendo como nuevos pasajeros a cuatro tahitianos, que iban con Bonechea a Lima. El 20 de diciembre partieron del puerto de Taiarapu, navegando rumbo noroeste para reconocer la isla de Moorea y comprobar si había algunos colonos ingleses. Al día siguiente la visitaron, nombrándola Santo Domingo y, al no hallar europeos, optaron por ir a Valparaíso, como habían previsto, Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 67


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