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1050 dañar sus propiedades27. Y, una vez que estalló la guerra, tanto Liddell Hart como Fuller protestaron públicamente contra los bombardeos indiscriminados del Bomber Command británico28. Para Douhet las ciudades debían ser el principal objetivo, aunque no el único. Antes era necesario lograr la superioridad aérea con una fuerza propia equilibrada de bombarderos y cazas, y mediante el ataque inicial a los aeródromos y fábricas de aviación del adversario. En esos primeros momentos también debía hostigarse desde el aire la movilización militar enemiga mediante ataques de interdicción. No obstante, el factor decisivo sería el bombardeo de los principales centros de población, que quebraría la resistencia material y moral enemiga29.  Ataque al sistema económico y social enemigo. Sus proponentes, Hugh Trenchard en el lado británico y William Mitchell en el norteamericano, también confiaban en que el impacto moral de los bombardeos y la presión social llevarían a la rendición. En lugar de bombardear masivamente a la población, proponían atacar lo que Mitchell denominaba «centros vitales»: fábricas, nudos de comunicaciones, puertos y otras infraestructuras. El británico Trenchard trató de imprimir así una orientación de guerra económica al bombardeo estratégico de la RAF30. Por su parte, la propuesta de Mitchell incluía puntos concretos de algunos núcleos urbanos —de nuevo con bombas incendiarias o químicas— que forzasen su evacuación31. Habría 27 Ibíd. 28 Ibíd. p. 155. 29 Van Creveld, Martin (2011), The Age of Aipower, pp. 56-57. 30 Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial la imprecisión de los sistemas de bombardeo y la necesidad de atacar de noche para evitar las defensas enemigas contribuyeron a que el Bomber Command, dirigido por el general Arthur Harris, asumiese los postulados más extremos de Douhet, aplicando al carpet bombing contra las ciudades alemanas. A ello también se sumó la situación estratégica de Reino Unido tras la derrota en la batalla de Francia. En una carta escrita el 10 de julio de 1940 Winston Churchill hacía la siguiente valoración: «Cuando miro a mi alrededor para ver cómo podremos ganar la guerra solo veo una senda segura. No tenemos un ejército continental capaz de derrotar al poderío militar de Alemania. El bloqueo se ha roto y Hitler cuenta con Asia y probablemente también con África para apoyarse en ellas. Si fuera rechazado aquí o si no intentara llevar a cabo la invasión, recularía hacia el este y no tenemos nada para detenerlo. Pero hay una cosa que lo haría volver y lo traería de nuevo a la realidad, y es un ataque absolutamente devastador y de aniquilación lanzado desde este país con bombarderos pesados contra la patria del nazismo» (el énfasis es nuestro). Citado en Hasting, Max (2012), La guerra de Churchill. La Historia ignorada de la Segunda Guerra Mundial, Madrid: Crítica. (Edición Kindle). 31 Clodfelter, Mark A. (2001), «Molding Air Power Convictions: Development and Legacy of William Mitchell’s Strategic Thought», en Meilinger, Philip S. (Ed.) The Paths of Heaven. The Evolution of Air Power Theory, p. 95. Mitchell consideraba que no era necesario destruir por completo las ciudades, bie3 El debate sobre la primacía del poder aéreo: un recorrido histórico Javier Jordán Enamorado Documento de Análisis 12/2012 12


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