Page 134

BOLETIN IEEE 4

134 terrorismo, pero el terrorismo no es solo violencia; de hecho, la violencia no es lo más importante del terrorismo, sino el discurso al que este sirve o cuya promoción busca. El terrorismo dosifica y modula la violencia atacando los nodos de la sociedad con vistas a su desestabilización y a propiciar su transformación en base al imaginario discursivo que propone. Las narraciones son así esenciales; una forma de interpretar el mundo que se permite explicar el futuro utilizando el pasado si bien, lo que suele suceder, es que reescriben el pasado en nombre del futuro pretendido. La narración es la parte espiritual de la violencia, una selección de hechos que recrea una mirada al mundo, una lectura siempre sesgada que escoge las fuentes y las referencias de las que nutrirse. Y puede prosperar con perseverancia. La narración dota al juicio y a la violencia de sentido y dirección, su continuidad y permanencia se justifican como el para qué de la violencia haciendo qué debate, mensaje y causa se encuentren interrelacionados. Las narrativas no describen la realidad sino que la crean, generando un espacio ético que hace posible la violencia. El centro de gravedad de la lucha contra la violencia se encuentra así no entre sus actores, sino en la narración a la que pertenece y sin la cual los atentados pierden su sentido y dirección. Sin narrativa la violencia se transforma en un fenómeno irracional y ditirámbico. La violencia terrorista es pues un teatro en permanente búsqueda de público, que sirve para poner luz sobre algunos debates y en el que las víctimas son cosificadas en pro de los objetos y símbolos a los que se ataca. Mato a uno de los Padres de la Constitución como forma de expresar mi rechazo a esta; y a un militar para escenificar el fin de una «tregua». Con todo, ni el militar ni el jurista cuentan gran cosa, son seres sin rostro, sombras de lo humano, medios para alcanzar un fin, formas de protesta, mero plomo para sus balas políticas, munición inerte. La fe «entendida de forma fanática justificará en los violentos la insensibilidad sobre el dolor humano de las víctimas … es un proceso de distorsión cognitiva y pensamiento disfuncional conseguido sobre la propaganda y el sentimentalismo político». Desaparece todo tipo de empatía y alteridad. Pensar se encuentra así desestimulado en beneficio de dogmas y consignas a las que es posiblemente asirse para liberarse de cualquier responsabilidad ética y poder bie3 '/Z/ZĞĐĞŶƐŝſŶĚĞůůŝďƌŽͨ>ůƵǀŝĂĚĞĨĂŶŐŽͩĚĞDĂŝƚĞWĂŐĂnjĂƵƌƚƵŶĚƷĂ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϲϱͬϮϬϭϲ ϰ


BOLETIN IEEE 4
To see the actual publication please follow the link above