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553 acordado aplicable a todos. Aunque esto, se supone, permite dar voz a los países con menor poder relativo, se traduce con frecuencia en mayores dificultades para alcanzar un acuerdo. Los países con menor poder de negociación tampoco terminan de igualarse: un fracaso en las negociaciones multilaterales supone un avance de las negociaciones regionales y bilaterales. Estos países pueden así quedar excluidos, o, en el caso de los acuerdos bilaterales, arriesgarse a tener menor peso de negociación. En suma, todas las partes tienen interés en avanzar en las negociaciones multilaterales, pero no a cualquier precio. Dos asuntos centrales que habían sido ya conflictivos en la Ronda de Uruguay eran la liberalización de la agricultura y la del sector servicios. Mientras que los países en desarrollo pedían la liberalización de la agricultura, Estados Unidos y la UE buscaban avanzar en la de los servicios, donde son mucho más competitivos. Si bien existen más puntos de choque que podrían traerse a colación aquí, no se busca hacer una evaluación de las negociaciones, sino mostrar un cisma importante que fue un impasse12 a la hora de conciliar medidas. En Uruguay los países en desarrollo cedieron a muchas de las medidas propuestas, pero en Doha un grupo de países, liderados por India y Brasil, actuaron como tope a las peticiones de los países ricos para solicitar unos arreglos más equilibrados, que tuvieran en cuenta las diferencias económicas entre países y el significativo problema de la pobreza. Brasil y la India eran ejemplos de economías emergentes que parecían sumarse al desarrollo económico, pero en los que convivían la prosperidad y la pobreza extremas. A pesar de que la India tampoco estaba realmente a favor de la liberalización de la agricultura, sector bastante protegido en su economía, compartía con Brasil la voluntad de ganar margen de actuación para combatir la desigualdad y alcanzar el desarrollo económico. Brasil estaba movido por un oleaje de intereses. Por un lado la defensa de un cierto margen de actuación correspondiente con su modelo de Estado desarrollista, al que una acelerada liberalización podría perjudicar, por otro el interés por liberalizar la agricultura. Y, pese a que no pretendía enteramente ir en representación de otros países, esta situación le brindaba la oportunidad de convertirse en interlocutor de Estados Unidos y 12 GALLAGHER, Kevin P., «Understanding developing country resistance to the Doha round», Review of international political economy 15.1, 2007, http://infojustice.org/download/gcongress/development_agenda_for_developed_countries/Gallagher%20a rticle.pdf bie3 La proyección internacional de Brasil Inés Lucía Orea Documento de Opinión 113/2016 13


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