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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA MAYO 2017

EDITORIAL EL NUEVO INTA en su 75º aniversario EN su 75º aniversario, que celebra este mes de mayo, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial Esteban Terradas (INTA) es un organismo renovado: ha mejorado sus capacidades y se ha abierto a nuevos ámbitos dentro de su labor esencial de apoyo tecnológico a la defensa, al incluir entre sus competencias, junto con las que ya tenía en los sectores de la aeronáutica y el espacio, a los sistemas terrestres y navales. El proceso que ha hecho posible todo ello ha sido la integración en el INTA del propio Instituto, el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo (CEHIPAR), el Instituto Tecnológico La Marañosa (ITM) y el Laboratorio de Ingenieros del Ejército General Marvá (LABINGE). Este proceso ha puesto fin a la dispersión que existía entre los diferentes organismos y centros de investigación del Ministerio de Defensa, siguiendo el camino iniciado en 2008, cuando se creó el ITM, fruto a su vez de la unión de otros centros históricos. La integración trata de aumentar la eficiencia mediante la racionalización de los recursos, con vistas a lo que debe ser la meta última: mejorar los indicadores de la I+D+i nacional en las áreas de actuación del INTA, dado que la investigación, el desarrollo y la innovación constituyen un factor fundamental en el progreso de cualquier sociedad moderna. El actual Instituto es el cauce apropiado para aunar esfuerzos en la gestión y simplificar los trámites administrativos, y en él se concentran todas las actividades de ejecución de la I+D+i del Departamento; ello redunda en una aportación más valiosa del Ministerio a la sociedad del conocimiento y al tejido industrial y tecnológico español. El INTA ha crecido tanto en plantilla como en número y variedad de los centros que lo componen, repartidos ahora por toda España, a través de los tres campus tecnológicos principales, ubicados en la Comunidad Autónoma de Madrid, y de diversos centros de ensayos y estaciones espaciales en distintos lugares de nuestra geografía. De cara al futuro, el INTA debe mantener y ampliar, con el refuerzo que ha recibido de los tres centros que en él se han integrado, el prestigio ganado a lo largo de sus 75 años de historia. Un prestigio que ha conseguido a través de su papel en los difíciles años de la posguerra como auténtico laboratorio para la industria española; su participación en relevantes proyectos internacionales; su intervención en el seguimiento y control de varias misiones espaciales; el desarrollo del primer satélite español, Intasat, puesto en órbita en 1974; su labor en el campo de los aviones remotamente tripulados (RPA) y de búsqueda de vida en el Universo desde el Centro de Astrobiología, en colaboración con el CSIC… La optimización de los recursos y las mejoras en la gestión están presentes también en el Presupuesto de Defensa para 2017, que atiende a los pagos de los programas especiales de armamento —tanto a los que quedaron pendientes de 2016 como a los previstos para este año— y crece el 0,6 por 100 en las demás asignaciones. Se trata de un aumento moderado, exigido por la necesidad de hacer frente a los compromisos adquiridos con los proveedores de esos programas, que dará paso, como anunció en el Congreso el secretario de Estado, Agustín Conde, al comienzo en los próximos ejercicios de un nuevo ciclo inversor, el que precisan hoy nuestras Fuerzas Armadas para continuar mejorando su servicio a la sociedad española. RED Mayo 2017 Revista Española de Defensa 5


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