SECCIONES FIJAS El general Khalifa Haftar REVISTA EJÉRCITO • N. 914 MAYO • 2017 109 2018. Continúan los enfrentamientos entre distintas facciones entre los que destaca la pugna por controlar dos puertos del denominado «Creciente petrolero», Ras Lanuf y Al-Sidra, que nuevamente el Ejército Nacional Libio de Haftar ha arrebatado a las BDB en marzo2. Días después UNSMIL, a la vista de la escalada de la violencia y deterioro de la situación, hacía un llamamiento para mantener el alto el fuego en Trípoli, Misrata y Bengasi. La presencia del Dáesh es otra de las preocupaciones, no solo para Libia sino para todo su entorno, como ha reconocido el Mando de África, ya que a pesar de haber perdido fuerza en Libia a raíz de dos meses de bombardeos norteamericanos, entre los que destaca el de dos campos de entrenamiento a 45 km de Sirte llevado a cabo en enero3, el Dáesh todavía dispone entre 100 y 200 efectivos disgregados en el sur, pero también en Bengasi y Trípoli. Además, a todo este complicado panorama libio, que ya ha provocado más de 430.000 desplazados internos, se ha unido un nuevo elemento: la presencia «indudable » de Rusia en apoyo de Haftar, como ha reconocido el citado general Waldhauser4. AMBICIONES GEOPOLÍTICAS DE PUTIN Durante mucho tiempo la política exterior rusa se ha caracterizado por un aumento de ambiciones que sobrepasa las capacidades del país. Según Stephen Kotkin, Rusia se considera una potencia mundial, a pesar de sus debilidades y la posición dominante de Estados Unidos en el mundo y el creciente poder de China5. No es de extrañar, por tanto, que Moscú —al igual que ha hecho en Oriente Medio— esté tratando de volver a tener una presencia activa en el norte de África al mediar entre Haftar y Sarraj, convirtiéndose así en un negociador indispensable, a la vez que impide la propagación del Dáesh. El pragmatismo de Rusia ha hecho que sea capaz de comunicarse con ambos bandos. Haftar sostuvo una entrevista a bordo del portaviones Almirante Kuznetsov frente a Libia en enero 2017 y, posteriormente, Sarraj fue invitado a Moscú donde se entrevistó el 3 de marzo con un representante de Haftar. De esta forma Rusia quiere jugar en Libia un papel similar al que esta desarrollando en Siria, y se ha posicionado como un mediador útil para solucionar el punto muerto en que se encuentra el país, según han reconocido fuentes occidentales. El intento de Rusia de apoyar a las facciones rebeldes del este libio no se ha concretado en desplegar elementos en el interior, como indican algunas fuentes, pero podría haber posicionado fuerzas especiales y drones en Sidi Barrani, base aérea egipcia a 100 km de la frontera libia. Lo más probable es que Moscú proporcione a Haftar armamento, entrenamiento y apoyo logístico a cambio de alguna compensación, pero solo utilice en Libia mercenarios y militares contratados, una tendencia confirmada en conflictos recientes, dado que no tiene recursos suficientes para atender a Siria, Crimea y el Donbass en Ucrania.
EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 914
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