Page 12

EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 914

de almacenaje o infraestructuras para su síntesis— con la única excepción de pequeñas muestras para fines médicos, defensivos o científicos. Planteado para suplementar el Protocolo de Ginebra de 1952, este convenio entró en vigor en 1975 con un amplio apoyo internacional a pesar de las controversias que genera la preservación de agentes biológicos para fines civiles. No obstante, la eficacia del pacto se ha visto comprometida por la ausencia de mecanismos para verificar la observancia del mismo y las dificultades para pactar un régimen de control y cumplimiento de sus términos. Mientras Washington y Moscú negociaban la reducción de sus arsenales estratégicos, se preparaba la firma del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (1987), por el que ambas superpotencias se comprometían a eliminar todos aquellos misiles balísticos o de crucero de lanzamiento terrestre con alcances comprendidos entre los 500 y los 5.500 kilómetros6. Este acuerdo supuso la destrucción de 2692 misiles (846 estadounidenses y 1846 soviéticos) y selló el final de la crisis de los euromisiles7. En 2007, Rusia amenazó con retirarse del Tratado tras el convenio estadounidense para emplazar componentes de su escudo antimisiles en Polonia y en la República Checa. Aunque el cambio de signo político en la Casa Blanca en 2008 motivó la retirada de estos equipos y la preservación de este vestigio de la Guerra Fría, desde 2012 hasta hoy, coincidiendo con la escalada de tensión en Europa a raíz de la asertividad rusa, ambas potencias se han acusado mutuamente de desplegar sistemas —drones en el caso estadounidense o misiles de crucero R-500 Iskander y SS-N-30A Kalibr por la parte rusa— que quebrantan los términos del tratado8. El START I (1991) comenzó a negociarse en  1982 a petición de Estados Unidos como una nueva ronda de conversaciones para realizar grandes reducciones en los arsenales nucleares de ambas potencias. Pero el desarrollo de la Iniciativa de Defensa Estratégica y las discrepancias en relación a los términos del acuerdo paralizaron las negociaciones hasta 1985 y demoraron su firma hasta pocos meses antes del derrumbe de la Unión Soviética y la dispersión de su arsenal atómico entre Rusia, Kazajistán, Bielorrusia y Ucrania. Ello motivó la elaboración 12  REVISTA EJÉRCITO • N. 914 MAYO • 2017 del Protocolo de Lisboa (1992), por el que estos países se integraban en el tratado como sucesores de la Unión Soviética y se comprometían a firmar el TNP como países no nucleares y a destruir por completo sus arsenales atómicos, a excepción de Rusia, lo que retrasó su entrada en vigor hasta 1994. El START I estableció un límite de 1600 vectores de lanzamiento, entre ICBM, SLBM y bombarderos estratégicos; y un total de 6000 ojivas nucleares, de las cuales 1100 podrían montarse en misiles balísticos emplazados en lanzaderas móviles. Además, establecía un límite específico de 1540 cabezas de guerra para 154 ICBM pesados —con una carga útil comprendida entre cinco y nueve toneladas— como los soviéticos R-36 (SS-9 Scarp) y R-36M (SS-18 Satan). El cumplimiento de las provisiones del tratado resultó en la destrucción de hasta el 40 % de los arsenales nucleares de ambos países, lo que convierte al START I en el mayor acuerdo de reducción de armamentos de la historia reciente. Proyectado con una duración inicial de quince años ampliables por periodos de cinco años previo acuerdo de ambas partes, el START I expiró formalmente en el año 2009 y fue sustituido por el Nuevo START, que entró en vigor a mediados de 2011. Durante la inmediata posguerra fría, Estados Unidos y Rusia firmaron el START II (1993), que proponía nuevas reducciones en los arsenales nucleares de ambas potencias. Este tratado limitaba el número de ojivas nucleares a 3000- 3500 por país, prohibía el montaje de ojivas múltiples en los ICBM y forzaba la destrucción de los misiles balísticos pesados. Sin embargo, este acuerdo nunca entró en vigor porque inicialmente Rusia no lo ratificó —la intervención aliada en Kosovo, la ampliación de la OTAN hacia Europa Oriental y la tibieza de las reducciones propuestas fueron los motivos alegados— y finalmente lo rechazó en respuesta a la retirada estadounidense del tratado ABM. A día de hoy, mientras Estados Unidos ha eliminado las ojivas múltiples de sus ICBM, Rusia —que tras la retirada americana del tratado ABM declaró no estar sujeta a las provisiones del START II— está modernizado sus misiles equipados con MIRV (caso de los RT-2PM2 Topol M) y desarrollando nuevos sistemas, como el RS-28 Sarmat, específicamente diseñados para penetrar cualquier escudo antimisiles9.


EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 914
To see the actual publication please follow the link above