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Nacional resto del equipo para que vayan todos a una buscando el interés general. Pueden ser una oportunidad para afianzarse en el puesto, e incluso mejorar, pero también el momento de perder toda autoridad por falta de iniciativa. 24 Rosabel G. Cañas Fotos: AGM/Luis Rico y Ángel G. Tejedor (DECET) QUÉ TIENEN EN COMÚN PERSONAJES HISTÓRICOS tan relevantes como Aníbal, Escipión, Don Pelayo, el Cid, el Gran Capitán o Agustina de Aragón? Pues quizás el nexo de unión más claro sea que los podemos considerar LIDERES. En situaciones de crisis es cuando un líder se la juega: no solo debe sobreponerse él, sino que tiene que motivar al Al frente de cualquier equipo humano (ya sea en el ámbito empresarial, en la milicia...) que se quiera dirigir hacia el éxito, como si de una nave se tratara, hay que procurar que toda la tripulación reme en la misma dirección con convencimiento e ilusión. Cobrar un sueldo es necesario, pero es el escalón más básico de lo que uno espera satisfacer en un trabajo: gusta sentirse parte de algo más grande a cuyos objetivos podamos contribuir con nuestro granito de arena, y eso es lo que el líder tiene que transmitir. Como nos ilustraba el teniente coronel Carreño, profesor de Liderazgo en la Escuela de Guerra del Ejército (EGE), en el número 203 del periódico Tierra: «La falta actual de liderazgo o de líderes en las organizaciones y, en definitiva, en la sociedad, se debe, a que se ha postergado la formación humanística a favor de la científico-tecnológica, lo que ha llevado a cosificar a las personas, que han quedado reducidas a meros recursos humanos ». Esto, unido a una falta «de sensatez y madurez —que nos ha convertido en seres egoístas y cortoplacistas (la cultura del “yo” y el “ya”)— subyace en las causas de una crisis que no solo es económica, sino también de valores». En la Academia General Militar (AGM) y el Centro Universitario de la Defensa (CUD)


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