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REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2017

otros motivos porque, como acabamos de apuntar, estas tienen un crecimiento limitado, pues solo al cabo de 12 años, nos dice Valledor, alcanzan el tamaño de una cabeza de alfiler y tardan 20 para llegar al grosor de un guisante, lo que según dicho autor no debe extrañarnos porque las almejas perlíferas de río son muy longevas, alcanzando edades de 150 años en los caudales siberianos y escandinavos y llegando a superar el medio siglo en los españoles, donde solo una entre 3.000 almejas llega a producir perlas de cierta entidad. Las pequeñas perlas de agua dulce se RUMBO A LA VIDA MARINA Entre las perlas de río, aljófares o de agua dulce destacan las de Maragaritifera margaritifera. Durante la Edad Media desbancaron del mercado a las perlas marinas orientales. Las de río llegan a vivir 150 años. Moraleja: hay que tomarse la vida con calma. (Foto: Arturo Valledor). conocen con el nombre de aljófares y se hicieron muy populares en los trajes típicos y tocados charros y extremeños a partir del siglo XVIII, cuando las «lágrimas de la Virgen» —como también se conocieron durante mucho tiempo— empezaron a consagrarse como ornato exclusivamente femenino. Hasta entonces el uso de cualquier perla, tanto marina como de río, había estado reservado a la realeza y a los nobles de ambos sexos, por lo que no es raro encontrarlas formando parte de ropajes regios, capas, cetros, coronas, zarcillos y aderezos en muchos de los retratos que los pintores de corte hicieron a los más ilustres personajes de la época. Quizá el óleo más renombrado, dentro de esta temática, sea La joven de la perla, también conocida como La Mona Lisa holandesa, obra maestra de Johannes Vermer, pintado en 1667. Por su parte, en el XIX muchos artistas costumbristas nos han dejado el recuerdo de unos lienzos en los que los aljófares son excepcionales protagonistas de bellísimos y abigarrados trajes regionales españoles. Por extensión también se conoce como aljófar a las perlas marinas de pequeño tamaño e, independientemente de su innegable belleza, escaso valor. Apunto como curiosidad que las almejas de agua dulce fueron uno de esos animales pioneros que salieron de la mar para adentrarse por las vías fluviales hasta llegar al interior de los continentes. No en vano calificamos a los ríos, albuferas y lagos de sucursales de la «casa central» marina. Ahora bien: ¿cómo es posible que seres tan abúlicos y sedentarios como son las almejas consiguiesen remontar las aguas «contracorriente» hasta llegar a las cabeceras 2017 695


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