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REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2017

EL PRINCIPIO DEL PALOMAR EN LA ARMADA Agustín E. GONZÁLEZ MORALES (Ing.) N el mundo de las Matemáticas, la Física, etc., los principios son verdades que, porque suelen ser evidentes, nadie pone en entredicho. Además, sirven de punto de partida —de ahí que se llamen principios— para llegar a otras conclusiones que normalmente tienen más enjundia. El otro día, cuando me reuní con mis oficiales para realizar un nuevo reparto de los despachos en el edificio de La Carraca donde reside la Jefatura de Infraestructura del Arsenal de Cádiz, me topé con el Principio del Palomar. Sí, así se llama. Se cree que fue enunciado por el matemático alemán Dirichlet en el año 1834 cuando estaba demostrando ciertas propiedades de los números irracionales. Lo denominó Principio de los Cajones, y desde entonces se conoce como Principio de Dirichlet. En palabras llanas, se puede expresar de la siguiente manera: «Si cinco palomas ocupan cuatro nidos, entonces al menos en un nido tiene que haber dos o más palomas.» Por eso, casi toda la bibliografía lo denomina Principio del Palomar. Curiosamente, como sucede algunas veces en el universo de las Matemáticas (1), hay referencias a este principio que son muy anteriores a Dirichlet; concretamente, en 1622 el jesuita y matemático francés Jean Leurechon ya lo (1) Por ejemplo, la Regla de L’Hôpital, que permite calcular ciertos límites, no es del marqués de L’Hôpital, sino de Johan Bernoulli. El Triángulo de Pascal, también llamado de Tartaglia, empleado en los números combinatorios, es muy anterior a Pascal y a Tartaglia. Hay documentos del siglo X donde ya se menciona. 2017 643


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