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BOLETIN IEEE 5

154 De nuevo la subestima de las realidades geopolíticas frente a una nación orgullosa y con aspiraciones de potencia que interpreta de hecho las relaciones internacionales desde la óptica geopolítica ha puesto a Moscú en oposición a sus antiguos enemigos de la Guerra Fría. La expansión pausada pero sistemática y sin línea de parada reconocible de la OTAN y de la Unión Europea hacia el Este y Sureste no podía dejar de producir una reacción rusa. Rusia es una nación históricamente obsesionada por la necesidad de unas áreas de influencia o de dominio que impidan su aislamiento —cerco en el peor de los casos— y den seguridad a sus extensas fronteras. Desde la óptica occidental como consecuencia de la crisis de Ucrania, Crimea y el Donbas en 2014, Rusia, al usar la fuerza contra otro país europeo y modificar con ello las fronteras, ha transgredido los principios básicos del orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial y ratificados tras el fin de la Guerra Fría. Desde el punto de vista ruso, se ha dañado gravemente la confianza recíproca y la posibilidad de unas relaciones constructivas con Occidente, acercándose Rusia a China, su rival geopolítico natural. La ascensión de China y su impacto en la geopolítica mundial Esto último ha adquirido especial relevancia porque, precisamente en los años en que Estados Unidos se ha ido enmarañando en el laberinto de Oriente Medio, se ha producido el milagro chino. Según datos del Banco Mundial, en el año 2000 China era la sexta economía mundial —detrás de Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña y Francia— con un 12% del PIB de los EE.UU. En la actualidad China es la segunda potencia económica del mundo con un 60% del PIB de Estados Unidos y casi dos veces y media el de Japón, país que ocupa el tercer lugar4. Pekín, que mantenía un perfil bajo mientras ponía en orden su economía y se iba posicionando por el mundo para asegurarse el acceso a las materias primas, ahora reclama su papel de gran potencia. Ciertamente, China es un país pragmático que no busca la confrontación, pero impulsa una reordenación de su espacio marítimo próximo y desea desplazar a los Estados Unidos como árbitro de Asia Oriental, el lugar hacia el que se está desplazando el centro de gravedad de la economía mundial. Tanto su modo de actuar, como el contenido del debate estratégico interno, revelan que China carece de cualquier sensibilidad idealista y que se ajusta a la perfección a los patrones del realismo político y de la interpretación geopolítica de la realidad internacional. 4 Elaboración propia con datos de: http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD bie3 >ĂŐĞŽƉŽůşƚŝĐĂŚĂǀƵĞůƚŽƉĂƌĂƋƵĞĚĂƌƐĞ :ŽƐĠWĂƌĚŽĚĞ^ĂŶƚĂLJĂŶĂ'ſŵĞnjĚĞKůĞĂ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϬϲͬϮϬϭϳ ϳ


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