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340 ocultar sus tiempos, pero mientras ir haciendo cosas»4; es decir, China debía evitar verse envuelta en conflictos internacionales tanto como fuera posible, pero sin perder de vista su objetivo de dominar Asia, toda vez que esta región estaría llamada a devenir el centro de gravedad de la geopolítica mundial. La historia nos indica que, en el auge de las grandes potencias, lo normal es convertirse primero en una potencia regional dominante, antes de llegar a serlo global. El imperio británico sería una excepción a esta regla y puede que China, y quizá la India, también. Es posible que nos encontremos actualmente en un mundo multipolar imperfecto donde una potencia hasta ahora dominante, Estados Unidos, estaría siendo cuestionada por otras menores, principalmente China y, en menor medida Rusia, lo que proporciona buenas oportunidades para el enfrentamiento entre potencias en las que el poder está distribuido desigualmente. En este contexto, una potencia emergente como China podría llegar a la conclusión de que le resultaría favorable —y conveniente— iniciar guerras contra potencias menores, simplemente porque puede ganarlas. Es más, incluso en el caso de que piense que no es así, tiene bastantes posibilidades de conseguir sus fines mediante políticas coactivas, siempre que haga una evaluación correcta de sus posibilidades de éxito y no caiga en errores groseros de cálculo. Ahora bien en el medio plazo, y a medida que China se vaya asentando como una nueva superpotencia, lo más probable es que veamos aparecer un nuevo orden global con dos potencias dominantes, China y Estados Unidos, y una serie de potencias menores que orbitarán en torno a ellas formando coaliciones que mantengan el equilibrio y eviten que la competencia por el liderazgo, termine por convertir a cualquiera de ellas en hegemónica5. Mientras los Estados más débiles tengan, interés en que nadie gane, el sistema favorecerá el equilibrio. De esta manera, el comportamiento geopolítico de estas dos superpotencias parece devolvernos a la concepción de Nicholas Spykman (1942), que preconizaba la necesidad vital de los Estados Unidos de controlar el creciente marítimo euroasiático —la Rimland— como la mejor forma de conservar el dominio casi hegemónico de los asuntos mundiales que ha tenido hasta la fecha o, al menos, de contener a China. 4 Bijiang, 2005. 5 Pardo de Santayana, 2017. bie3 ͎^ĞĐŽŶǀĞƌƚŝƌĄŚŝŶĂĞŶƵŶĂƉŽƚĞŶĐŝĂĂŐƌĞƐŝǀĂ͍ /ŐŶĂĐŝŽ&ƵĞŶƚĞŽďŽ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϭϱͬϮϬϭϳ ϭϲ


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