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REVISTA ESPAÑOLA DERECHO MILITAR 106

Yolanda Feal San Martín Por ello, no es de sorprender que las condiciones sanitarias del ejército español incluso en la Península eran deplorables: «En el periodo de 1878 a 1898, su tasa de mortalidad era del 13,49 por mil, la más alta de los ejércitos europeos …, Alemania el 3,97 por mil» (M. Gracia Rivas, ápud Miguel, de, 2011: 231). Resulta fácil entender que al embarcar para Cuba muchos de los soldados no gozaban de buena salud, recordamos que eran jóvenes malnutridos por pobres. Llegados a Cuba su salud se deterioraba aún más por una mala alimentación, la mala calidad del vestuario y del calzado, las enfermedades tropicales, la falta de medicamentos y de agua potable. Estas son las razones por las que hubo muchas muertes por en-fermedades «superando el 20 % de los militares llevados. Un 50 % de los hombres de cada reemplazo caían enfermos después del primero o segundo mes del desembarco» (M. Gracia Rivas, ápud Miguel, de, 2011: 233). Por otra parte, parece importante resaltar el impacto demográfico que tuvieron las dos guerras de Cuba en un país con unas condiciones sociales tan atrasadas. En 188720 en España había 17,8 millones de habitantes de los cuales embarcaron para las dos guerras consideradas 397.040 hombres, es decir, el 2,23 por ciento de la población. Si aplicásemos ese mismo porcen-taje a la población actual de 46.468.10221 personas es como si se hubiesen mandado 1,04 millones de ciudadanos a la guerra. Se puede afinar esta comparación tomando como referencia el número de varones, 4,43 millones, entre diecinueve y sesenta años en 188722. En consecuencia, el nueve por ciento de la población activa masculina fue a la guerra. Una cifra que permite afirmar que tuvo un impacto enorme ya no solo social sino económico por la fortísima disminución de la fuerza labo-ral en un país que ya atravesaba una crisis económica agudizada por la pér-dida de las colonias. Los muertos y los repatriados fueron tan numerosos que pocas familias no vivieron el desgarro de una pérdida, el de presenciar la enfermedad o invalidez de un familiar. Lo expuesto aquí arriba da cabida a las siguientes palabras: La inmediata consecuencia fue que los españoles evolucionaron hacia el pacifismo, y por ende hacia el antimilitarismo, rompiendo con su larga tradición guerrera y a contracorriente del resto de la opinión 20  Fondo documental del Instituto Nacional de Estadística, Resúmenes generales de la clasificación por edad, Censo de 1887. p. 3/27 PDF y 445 del original. http://www.ine.es/ inebaseweb/pdfDispacher.do?td=194167&ext=.pdf 21  Datos Instituto Nacional de Estadística (INE): http://www.ine.es/dyngs/INEba-se/ es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176951&menu=ultiDatos&i dp=1254735572981 22  Ob.cit. Censo de 1887. 274 Revista Española de Derecho Militar. Núm. 106, julio-diciembre 2016


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