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se están produciendo en todo el mundo donde el caballo juega, en muchos enfrentamientos, un papel fundamental; incluso en Afganistán patrullas de élite del Ejército de los EEUU han utilizado el caballo como medio en determinadas operaciones especiales, sin embargo ésta es otra cuestión ajena al presente artículo. Los Ejércitos están formados por una “materia prima” insustituible: “El hombre”, quien a su vez es dirigido por otros “hombres” cuya preparación, hoy en día, ha de ser lo más completa posible fundamentalmente en tres campos, tal y como marcan los artículos de las Reales Ordenanzas para las FA,s. En ellos se determina que el militar ha de esforzarse en alcanzar una sólida formación moral, intelectual, perfecto conocimiento de su profesión y una adecuada preparación física. La práctica de la Equitación sin lugar a dudas ha contribuido y contribuye a fomentar una serie de virtudes y valores en estos campos de formación de los cuadros de mando del Ejército de tal manera que pocos medios podrían actuar con la misma efi cacia que lo haría la práctica de este deporte. 78 Armas y Cuerpos Nº 135 Con la práctica de la equitación no se trata de lograr un experto en el dominio del “Arte de la Equitación”; se trata de conseguir, con un mínimo de conocimientos técnicos, llevar al alumno a situaciones en las que deba poner de manifi esto una serie de cualidades inherentes a la vida militar, consiguiendo del mismo respuestas rápidas, refl exivas, mesuradas y aplicadas oportunamente en tiempo y espacio ante situaciones concretas, llegando a incardinarse de tal modo en su personalidad que le sirvan como norma de actuación en su profesión. Analicemos pues desde los tres puntos de vista de la formación del alumno las ventajas que nos puede reportar la práctica de este deporte en su formación: Formación intelectual y equitación No cabe duda alguna que la Equitación contribuye de una manera efi caz a acostumbrar a los alumnos militares a la toma de decisiones rápidas, coherentes, meditadas y adecuadas en tiempo y espacio. El “jinete” maneja un animal de reacciones imprevisibles, con un potencial muy superior al suyo y debe saber transmitir en el momento oportuno, con la intensidad adecuada y lo más adecuadamente sus órdenes al caballo, para que éste ejecute aquello que su jinete desea. Ha de ser “competente” a la hora de aplicar “las ayudas” a su caballo. El “jinete” maneja un animal de reacciones imprevisibles, con un potencial muy superior al suyo


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