Armas y Cuerpos Nº 135 79 Competencia. Un jinete, al igual que un Jefe, si por incapacidad da órdenes erradas, se arriesga a concluir en catástrofes. En la pista de equitación, un jinete pronto se da cuenta de que aunque tenga claro su propósito, jamás lo conseguirá, si no es capaz de comunicarlo adecuadamente. Por mucha voluntad que ponga, su falta de conocimientos le hará sentirse impotente para conseguir su fi n. Se dará cuenta de la necesidad de tener los conocimientos técnicos sufi cientes y poseer las nociones necesarias para estar en condiciones de mandar, controlar, o ejecutar cualquier movimiento. “La inmoralidad más grande es desempeñar un ofi cio que no se sabe” (Napoleón). Esta competencia es la que los hombres en combate desean tenga su “Jefe” y la misma no se adquiere de la noche a la mañana, se consigue con la práctica frente a situaciones que exigen una respuesta inmediata. Estas cualidades intelectuales que ha de poseer un jinete, son extrapolables al mando militar y la práctica de la equitación contribuye a desarrollarlas y fomentarlas, de tal manera que el alumno se habitúa a una forma de proceder, que ya no le abandonará en el desarrollo de su carrera militar.
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