Page 35

LEGION 542

Reportaje Central<< riaron unos camiones y perdimos el enlace radio y nos perdimos durante cuatro días y tuvimos que sobrevivir con lo que cazábamos hasta que nos sobrevoló un avión y nos echaron comida. Aluego pudimos continuar hacia Cabo Bojador. Al llegar allí, nos dispararon y pensamos que había sido tomado por los moros y nos preparamos para atacar, pero menos mal que escuchamos hablar español y nos dimos cuenta que se habían equivocado al dispáranos. En Smara fue donde nos juntamos con la Legión Francesa. Unos días antes había muerto una compañía entera de los franceses. Dormían en tiendas de campaña y los centinelas no escucharon nada y los moros durante la noche los mataron a todos. Entonces entre La Legión y la Legión francesa hicimos una envolvente y nos juntamos en Smara. Allí los aviones españoles habían tirado un montón de bombas, pero no había explotado casi ninguna y tuvimos que arrejuntarlas y explotaras toas. También volaban los “mosquito”, unos aviones mu chicos, pero estuviere poco tiempo porque al aterrizar se volcaban y no servían. El problema era el agua, que la teníamos muy controlada y la vigilábamos para que los moros no cogieran. A mi familia le dijeron varias veces que había muerto. Los compañeros si veían que tardábamos más de la cuenta en volver de las patrullas, pues lo decían en sus cartas, pero cuando volvía me acercaba a telégrafos para decirles que estaba bien y vivo. No teníamos permisos ni oportunidad para ir a casa, pero una vez mi tío me mandó un paquete con latas de conservas de anchoas y atún y nos fuimos a la cantina, que no existía la cerveza, solo vino peleón con agua, y nos la comimos entérica entre los compañeros. Una vez al mes teníamos que bajar a la playa a descargar el barco de provisiones que echaba unas redes grandes y bajábamos los toneles y las cajas por ellas. Al pasar la navidad, el día doce nos avisaron que salíamos la patrulla a Edchera. Salimos anochecido todavía. Y mi compañía iba de reconocimiento, por delante. Llegamos al borde del rio antes de llegar a la bajada del camino para el rio y el teniente Gamborino que iba delante de la sección por ese lado, pasó por delante de unos agujeros pegados al borde, y fue cuando empezaron las ametralladoras a disparar; parece que lo tenían calculado. Precisamente dos días antes habíamos estado en ese mismo sitio, en unos matorrales, y nos asomamos a unos agujeros para recoger leña. Cuando empezó todo el jaleo, tomamos posiciones con las ametralladoras y es cuando se adelantaron, el capitán con la sección del teniente Gamborino por el caminillo para el rio y fue donde los cogieron por todos los lados. El día fue muy largo e intentamos atacarles, pero había muchos y estaban muy bien dispuestos para dejarnos encerrados. No nos acordamos de beber ni de comer en todo el día. La tensión era constante y el disponernos para ayudar a los compañeros y hacer las órdenes del sargento no podías pensar en nada más. Al atardecer recogimos a los muertos y me tocó llevarlos para El Aaiun, pero nos perdimos y después de toda la noche acabamos otra vez en el mismo sitio, y después volvimos a emprender el camino y conseguimos llegar. A los pobres los enterramos y allí se quedaron y ya está... Luego pasaron unos pocos meses y me licencié. Me corrí una juerga de borrachera con los amigos y ya después me puse a trabajar que hacía mucha falta. Y cumplí con lo que quería cuando me fui a La Legión. Mi niña ya tenía 17 años y yo muchos más, porque la guerra te hace cumplir muchos años, y nos casamos.No volví a saber nada de La Legión. Pero siempre he tenido en orgullo el haber estado en ella. Y ahora que he vuelto a estar en contacto con mi familia estoy muy contento. Tenía los ojos vidriosos. Doña Francisca decía: -Siempre se emociona cuando habla de “su Legión”. 542 · I-2018 33 La Legión


LEGION 542
To see the actual publication please follow the link above