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REVISTA IEEE 11

http://revista.ieee.es 16 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 11 / 2018 Más allá de las circunstancias del islamismo político en cada país, cabe destacar una diferencia fundamental en la forma de cada Estado: Turquía y Túnez son repúblicas, mientras que Marruecos es una monarquía. INTRODUCCIÓN «La política arruina la religión y la religión arruina la política» era una de las frases que podían leerse en las pancartas que sostenían algunos de los miles de manifestantes en las calles de Túnez3, en el marco de las protestas de enero de 2011 que acabaron con el régimen de Zine el Abidine Ben Alí y que, posteriormente, se conocieron como «La revolución de los jazmines», considerada el inicio de las llamadas «Primaveras árabes». Y, sin embargo, a día de hoy, más de seis años después, ambas continúan obligadas a entenderse, al menos, tanto en el Magreb como en el Mashrek, marco en el que se circunscribe este artículo, aunque en una zona y en la otra se haga de manera distinta, porque, entre otras cosas, los ritos son distintos4. No es objeto de este artículo entrar en profundidad en todos los aspectos, factores y derivadas de un tema tan complejo y diverso como es la relación entre política e is-lam. Sin embargo, sí se pretende apuntar algunos datos y actuaciones relevantes en lo que al fenómeno del islam político respecta. Cuando la religión entra en política, por razones obvias, debe actuar conforme a las reglas de la política o hacerlo si, al menos, pretende tener algún tipo de éxito (si no se aspira a tener poder o, al menos, cierto gra-do de influencia, para qué entrar en política). De ahí que los partidos islamistas objeto de este estudio se manejen con las reglas del sistema político que rige en cada uno de sus países. Y lo hacen con un objetivo esencial e intrínsecamente político: alcanzar el poder y permanecer en él el mayor tiempo posible. En ocasiones, como en Túnez, el pragmatismo debe imponerse y hay que esperar y jugar con las cartas que se tienen, y no apostarlo todo desde el principio a un ideal, algunas veces difícil de alcanzar para actores terrenales. En otros momentos, como parece el caso turco, una vez logrado cierto éxito mediante el pragmatismo y la acción política puede, entonces, lanzarse el asalto al cielo, con la intención de quedarse en él a toda costa. El caso marroquí es claro en la aceptación de las reglas del juego para hacerse con el Gobierno, aunque eso suponga una acción limitada, es decir, ciertas renuncias. La relación entre religión y política en el islam es diferente a la occidental. Por tanto, es lógico pensar, como sostiene el investigador del Proyecto sobre las Relacio-nes de Estados Unidos con el Mundo Islámico del Centro para la Política en Oriente Próximo, Shadi Hamid, que su evolución y su punto de llegada difícilmente puedan 3  http://www.nytimes.com/2011/02/21/world/africa/21tunisia.html?_r=0. Consultado el 25-07-2016. 4  http://www.pensamientocritico.org/charfi0209.pdf. Consultado el 02-08-2016.


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