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Revista Historia Militar Extra 1 2018

262 FERNANDO RODAMILANS RAMOS La legación de Rainerio no obtuvo resultados visibles en lo que a su principal cometido se trató, puesto que, a pesar de las severas penas canónicas impuestas por el legado, Alfonso IX insistió en mantener su unión ilícita con Berenguela. Inocencio III se mantuvo inicialmente inflexible, pero, considerando el perjuicio que causaba a la Iglesia y a los fieles el entredicho general del reino de León, en el año 1200 lo limitó a los lugares de residencia real, ordenando al arzobispo de Santiago, Pedro Suárez de Deza, y a los demás obispos del reino, que insistiesen en separar a los cónyuges233. Actuó también en este asunto contra Alfonso VIII de Castilla, a quien el 5 de junio de 1203 acusó de haberle engañado y le ordenó bajo graves penas que reclamase la vuelta de su hija Berenguela234. A pesar de todas las presiones recibidas, tuvieron que pasar casi siete años desde la celebración del matrimonio para que Alfonso IX consintiera en la separación de la reina Berenguela. Así, el 19 de junio de 1204 Inocencio III comisionó al arzobispo de Santiago y los obispos de Zamora y Palencia para que levantaran el entredicho y absolvieran de su excomunión al rey leonés235. La legación de Rainerio tampoco logró dejar una huella visible en el capítulo de la lucha contra los musulmanes, aunque en este relativo fracaso habría que incluir, cuando menos, también al cardenal Gregorio. De hecho, aunque desde la perspectiva de la cronística medieval la batalla de las Navas de Tolosa de 1212 fue un desquite por la humillación sufrida en Alarcos, y aunque lo cierto es que Alfonso VIII de Castilla fue inusual protagonista de ambos choques, una gran batalla campal no parece haber sido la idea inicial del monarca, sino sólo desde finales de 1211236. Probablemente tras examinar los escasos réditos de las últimas legaciones que él mismo había conocido de primera mano, incluida la de su hombre de confianza Rainerio, Inocencio III decidió actuar en la Península Ibérica directamente o por medio del episcopado español para cuestiones específicas237, solicitando particularmente la actuación de los arzobispos de Toledo y Compostela en todo lo que se refiriese a las relaciones entre los 233  LÓPEZ FERREIRO, A., Op. cit., T. V, p. 34. 234  MANSILLA, D., La documentación..., Doc. 276, pp. 305-306; MIGNE, PL, CCXV, Ep. LXXX, cols. 82-83. En esta carta Inocencio III le recuerda a Alfonso VIII que el legado Rainerio había sido enviado “tiempo atrás” para anular aquella unión ilícita. 235  MANSILLA, D., La documentación..., Doc. 304, pp. 335-336. 236  ALVIRA CABRER, Martín, “De Alarcos a las Navas de Tolosa: Idea y realidad de los orígenes de la batalla de 1212”, en IZQUIERDO BENITO, R., RUIZ GÓMEZ, F. (Coords.), Alarcos 1195. Actas del Congreso Internacional..., pp. 251-264. El autor explica, desde las fuentes documentales, cómo se produjo este tránsito de la “guerra” a la “batalla”. 237  GONZÁLEZ, J., El reino de Castilla..., Vol. I, pp. 385-386. El 22 de febrero de 1211 Inocencio III comunicaba al rey Alfonso VIII que, debido a la “agitada situación”, no podrá enviarle un legado a latere, tal como había solicitado el monarca castellano. MANSILLA, D., La do Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 262-268. ISSN: 0482-5748


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