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Revista Historia Militar Extra 1 2018

98 ISABEL BECEIRO PITA el monasterio de Santa Cruz de Coimbra, donde se guardaban sus restos, estimado como un “cuerpo santo”. Todo ello desemboca en las iniciativas manuelinas de sacralización, en 1505, y en el intento infructuoso de canonización, llevado a cabo por Felipe II, durante el período de unificación entre España y Portugal49. La figura del condestable reúne dos modelos de santidad: el guerrero y el apartamiento del mundo. Este último se inserta en las tendencias crecientes de la religiosidad portuguesa, a partir del primer tercio del siglo XV. El retiro de Nuno Álvares Pereira, durante los últimos años de su vida, es llevado a cabo en el monasterio de Santa María del Carmen de Lisboa, fundado por él mismo, y que, desde sus inicios, había alcanzado prestigio por la piedad de sus miembros. Por lo que respecta a su actuación pública, se distinguió en las contiendas con Castilla de fines del siglo XIV y en la toma de Ceuta. Fue íntimo colaborador de don João I, y uno de sus apoyos principales en el acceso al trono. Por tanto, puede ser incluido en el círculo familiar del rey, en sentido amplio, y proyecta un aura venerable sobre los orígenes de la dinastía50. El infante don Fernando, hijo de don João, fue apresado por los musulmanes en 1434, al fracasar el intento de apoderarse de Tánger. Las negociaciones establecidas para la devolución de los rehenes no tuvieron efecto y falleció en el cautiverio de Fez, en 1443. En seguida fue considerado un mártir por la fe cristiana, cuyos últimos años habían estado marcados por las torturas, a mano de los adversarios de ésta. Su culto fue promocionado de inmediato por la dinastía, que podría contar, así, con un santo entre sus miembros. El infante don Enrique, hermano de don Fernando, encarga a fray João Alvares, secretario y compañero del difunto en la prisión, el Trautado da Vida e feitos do muito Vertuoso Senhor Infante Dom Fernando, elaborado entre 1451 y 146051. La desgraciada historia del infante fue utilizada para animar a la continuidad de las conquistas. Además, permite reivindicar ante el occidente europeo la importancia de Portugal, basada en su contribución al desarrollo del cristianismo en nuevos territorios. Queda demostrado en el discurso pronunciado en 1451 ante los embajadores del rey de romanos, que acuden a Lisboa para celebrar el matrimonio por poderes entre Federico III y Leonor de Portugal, sobrina del difunto. En definitiva, la ayuda de los santos en la lucha contra el Islam de los reinos de León, Castilla y la corona de Aragón, no es imprescindible 49  María de Lurdes Rosa, Santos e demonios no Portugal medieval. Porto, Fío da Palabra, 2010, pp. 160-183. 50  Ibidem., pp. 80-87. 51  María de Lurdes Rosa, Longas guerras, longos sonhos…, pp. 93-97 Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2018, pp. 98-102. ISSN: 0482-5748


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