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Memorial_Infanteria_78

BIBLIOGRAFÍA La información en la guerra industrial se basaba en datos; hoy se necesita conocer las intenciones, una información subjetiva que requiere una interpretación no mecánica. Recuerda que a la hora de organizar la fuerza es necesario tener en cuenta a qué se enfrenta y cómo lo hace, y trata de forma muy concreta el problema de la multi-nacionalidad y sus límites. ¿Qué hay que hacer?: “una revolución en el pensamiento dentro del marco de la guerra entre la población”. La fuerza militar puede emplearse para una de las siguientes aplicaciones: mejorar la situación, contener, disuadir o coaccionar, y destruir. El nivel político que debe señalar claramente los objetivos y proporcionar los medios (incluyendo la autoridad) para ello. Debería realizar un análisis previo que requiere un conocimiento de la situación. Pero frecuentemente lo que se señalan no son objetivos sino actividades (realizar operaciones humanitarias, de mantenimiento o imposición de paz, etc.) y por tanto no hay un propósito claro. Es necesario emplear las diferentes herramientas (“políticas, diplomáticas, legales, económicas”) y no esperar a que cuando todas fallen por causas como la falta de voluntad política, apoyo doméstico, escasez de fuerzas o una mezcla de ellas, la militar salve la situación; pues sin un propósito general para las acciones tácticas, probablemente solo se refuerce al enemigo. Los militares deben entender que no es práctico planear y ejecutar una campaña o realizar acciones tácticas sin tener en cuenta el contexto general. Corresponde a los niveles políticos y estratégicos tomar la iniciativa y conformar el contexto para que el jefe actúe desde una situación de ventaja (para Smith el concepto de asimetría es una tontería ¡siempre se ha buscado!), también en el terreno de los medios de comunicación usando una estrategia militar coordinada y utilizando una narración. La operación no es una suma de operaciones independientes; hay que diseñar una estrategia. Las cadenas de mando jerárquicas pueden ser un estorbo, particularmente cuando las acciones se desarrollan en los niveles tácticos más bajos; y crean capas de cuarteles generales entre los que realmente están inmersos en el conflicto y los que dirigen la confrontación. Finalmente concluye que la guerra ya no existe, sino confrontación, conflicto y combates. Hay que organizarse 122 para ello. Tal vez no sea posible estar de acuerdo en todo, pero esta es una obra para la reflexión y en eso, alguien menos británico que Sir Ruperth podría decir tranquilamente “si no digo que me lo mejores... ¡Iguálamelo!”. Eso sí, no es precisamente una novela. RMVN LYING TO OURSELVES. DISHONESTY IN THE ARMY PROFESSION Wong, Leonard & Gerras, Stephen J. U.S. Army War College, Carlisle Barracks. Febrero 2015. LYING TO OURSELVES Es un breve trabajo publicado por el Instituto de Estudios Estratégicos de Estados Unidos. Tras un escueto y excelente prefacio del director, un resumen facilita decidir sobre el interés del contenido, que es simple: el número de requisitos de todo tipo es inabarcable, pero no se admite el fallo; como consecuencia el cuerpo de oficiales racionaliza y tergiversa las pruebas para alterar los resultados, pero se convence de que su honor y comportamiento ético siguen intactos. Es muy duro tratar estos temas, pero necesario para la Institución. Resulta muy difícil recortar los requerimientos (con una gran cantidad de cuarteles generales cada uno de los cuales va sumando los suyos que, tomados de forma aislada son buenos y necesarios, pero forman un conjunto inabordable). Ya en 2002 el US Army War College encontró que “en la carrera de los cuarteles generales de alto nivel por incorporar cualquier buena idea a la preparación, el número de días totales necesarios para acometer todas las directivas de adiestramiento obligatorias,


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