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Memorial_Infanteria_78

BIBLIOGRAFÍA del conflicto que asesoró a alto nivel para la Guerra de Irak, aunque – según afirma siempre que tiene ocasión- no para la posguerra. Autor de varios libros de historia militar aplicada y sobre las radicales transformaciones que considera necesarias para el ejército estadounidense. WARRIOR'S RAGE Es muy crítico con el mando y, en opinión de quien suscribe, sus argumentos son fundamentados pero no del todo justos, porque compara la actuación de la coalición y del VII CE en el Golfo con episodios y comandantes excepcionales como Rommel, Grant o Lee. Sí es pertinente su afán por desmontar la mitología de una campaña sobre la que la propaganda o la versión periodística ha dejado en el imaginario colectivo. Macgregor desentierra los puntos débiles, algo que podría evitar su probable repetición o incluso su aumento, ya que en gran medida no tienen su causa en las condiciones del conflicto, sino en nuestra naturaleza. Recoge los cambios que van a fundamentar la victoria: doctrina, adiestramiento, aumento de la calidad del personal ayudado por la mejora de sueldo y condiciones de vida, disciplina y enseñanza, acompañados de una fuerte inversión en materiales. 2  Como un todo, no en los combates de muchos escalones subordinados. El puño acorazado consistía más bien en una mano abierta. 124 El Grupo II del 2ª Regimiento de Caballería Acorazado, protagonista colectivo, puede considerarse el producto de estas mejoras. Organizado y liderado en la práctica por el comandante Macgregor (S-3 y segundo jefe), prestó una extraordinaria atención al estudio de antecedentes históricos, a la preparación y experimentación de procedimientos mediante discusiones tácticas abiertas entre los mandos sobre temas como formaciones y técnicas de movimiento y la integración en la maniobra del fuego (ajustando un sistema que fuese capaz de responder en tiempo oportuno al previsible ritmo de maniobra). Cuidó la adecuación de los oficiales y suboficiales a sus puestos tácticos, juzgando su capacidad de mando y de la iniciativa. Dejó a los escuadrones libertad en la elección de procedimientos internos – fueron diferentes – sin descuidar la vigilancia sobre ellos y manteniendo la coherencia en el nivel grupo. El acertado análisis del S-2, fue muy diferente al de los escalones superiores (regimiento y cuerpo de ejército). No se basó en la acumulación de datos, sino en los antecedentes históricos y los que resultados de acciones del TO antes del ataque. Así evitaron errores como el de hacer una exagerada previsión de bajas de hasta el 20% (CE y divisiones) y actuar de acuerdo con ella y no con los acontecimientos. Consecuencia de los conocimientos adquiridos por los mandos, su preparación y su moral y especialmente su actuación de acuerdo con los principios tácticos, cumplió sobradamente todos los cometidos encomendados. Mantuvieron la velocidad en el avance, proporcionaron la información sobre enemigo y terreno al escalón superior, evitaron empantanarse en obstáculos y resistencias aisladas y destruyeron las unidades de reconocimiento enemigas para evitar que pudiesen pasar información de contacto. La maniobra general terrestre consistió en un envolvimiento acompañado de numerosas acciones complementarias y de decepción. Una vez que se dio cuenta de ello, el mando iraquí adoptó rápidamente medidas para que sus fuerzas, núcleo de la guardia republicana incluida, pudiesen escapar. En vez de audacia, el mando del VII Cuerpo estadounidense2 exhibió una preocupación constante por la alineación de las unidades con objeto de golpear con un “puño acorazado” al núcleo de la defensa iraquí, pero exhibiendo notoria cautela y una preocupación por los flancos que no se correspondía con la teórica maniobra acorazada o mecanizada (que busca la profundidad). Se temió hasta casi el final a un hipotético contraataque iraquí para el que no tenían


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