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30 años de misiones internacionales CENTINELAS de la paz Los observadores militares españoles han ayudado a la estabilización de países en cuatro continentes MuchaS de las misiones en las que han intervenido nuestras Fuerzas Armadas en los últimos 30 años se han desarrollado a través de los observadores militares. Su aportación ha contribuido a pacificar un país o una parte de él, a apaciguar conflictos internos y a incrementar la seguridad de la nación y, con ello, la de la comunidad internacional. Han supervisado el cumplimiento de acuerdos de alto el fuego, desarme y retirada de combatientes; se han esforzado por evitar el fraude y la corrupción y garantizar el orden público en los procesos electorales; han informado de violaciones de los derechos humanos; han coordinado la distribución de ayuda humanitaria; han conversado con autoridades locales Un millar de militares españoles han sido observadores en 20 misiones sobre las necesidades de la población para elevar propuestas de desarrollo y de infraestructuras que contribuyan a mejorar su calidad de vida; han patrullado territorios y fronteras… Desplegados en todo momento en apoyo a organismos internacionales, como ONU, OTAN, Unión Europea u OSCE, unos 1.000 observadores españoles han actuado en estas tres décadas en más de veinte misiones, ubicadas en Europa, América, África y Asia. Han desempeñado su tarea en algunas de las regiones más conflictivas del mundo, como zonas deprimidas del continente africano, los Balcanes en tiempos de guerra o América Central. De observadores fue, precisamente, la primera operación de nuestras Fuerzas Armadas en el exterior: la de Naciones Unidas para verificar la retirada de las tropas cubanas del territorio de Angola, UNAVEM, iniciada en 1989 (ver número anterior de RED). También lo es una de las actuales, la que supervisa el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, centrada ahora en la reintegración de los ex combatientes a la vida política, social y económica del país. EXTENSA PRESENCIA Durante muchos años, el continente americano fue el escenario de importantes misiones de la ONU en las que colaboró España. Estas se iniciaron con el Grupo de Observadores en Centroamérica, ONUCA (1989-91), que apoyó el proceso pacificador de toda la región e intervino en la desmovilización voluntaria de la contra nicaragüense; y continuó con ONUVEH en Haití (1990), ONUSAL en El Salvador (1991-95) y MINUGUA en Guatemala (1995-2003). Nuestro país jugó un papel determinante en todas estas operaciones. A Los boinas azules supervisan acuerdos de alto el fuego, verifican la retirada de tropas y patrullan fronteras en zonas calientes del planeta. En la foto, un observador español de ONUCA, en 1990. ONUCA envió un contingente que llegó a contar con 57 oficiales, destinados en cinco países (Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador); fue esta, además, la primera operación de paz cuya máxima autoridad la ostentó un español, primero el general Agustín Quesada y después el general Víctor Suanzes, quien luego sería también jefe de la División Militar de ONUSAL, en El Salvador. Pocos años más tarde, en 1997, el general José Rodríguez Rodríguez estuvo al mando del Grupo de Observadores Militares de MINUGUA, en Guatemala. Sin tratarse de un escenario de guerra propiamente dicho, los miembros de ONUCA operaron en una zona muy inestable, abrupta, con un nivel muy alto de violencia y repleta de miles de minas. Como recordaba en RED el general Quesada, el principal factor del éxito fue «el equilibrio y madurez profesionales» mostrados por todos los militares, para quienes la misión era una novedad en una zona geográfica desconocida para la mayoría. 20 Revista Española de Defensa Marzo 2019


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