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Las barreras de arrastre, específicamente diseñadas para la recogida del camalote, se utilizan para conducir la planta por el río hasta las zonas de extracción. de alta presión embarcadas. En uno de los sectores se encontró la dificultad de separar el camalote del nenúfar mejicano (otra especie invasora pero que enraíza en el fondo). «En este caso —explica el teniente coronel Esteban— se combinaban las barreras manejadas por embarcaciones para atrapar y trasladar el camalote con cables de acero que se colocaban por delante para cortar el nenúfar y liberar el camalote». Para el transporte de la planta se han aprovechado las canalizaciones y corrientes naturales del río, estableciendo barreras situadas de forma diagonal a la corriente para conducir así el camalote hacia playas de extracción. En estos meses, la población ha seguido con expectación la labor de los militares. «El río es un bien muy querido por los extremeños; continuamente recibimos muestras de afecto y agradecimiento», asegura el jefe del destacamento de la UME. El plan de choque continúa en otras fases porque, como advierte la delegada del Gobierno, «los trabajos de erradicación y vigilancia llevarán años». Víctor Hernández Fotos: Manu Pizarro/UME Fuerzas Armadas por su implicación con la sociedad». García Seco recordó que el río en septiembre estaba en una situación alarmante. «El camalote llegaba casi a la frontera con Portugal y con unos volúmenes importantes; la situación era muy complicada», dijo. «Hoy, lo importante es que el tramo más próximo a Portugal está limpio. Eso no quiere decir que cuando lleguen las temperaturas más altas pueda haber rebrotes, y hay que estar pendientes». Hasta finales de febrero, los efectivos de la UME en la llamada Operación Extremadura habían completado 22 rotaciones semanales. Cada una con un subgrupo táctico compuesto por unos 120 militares y entre 60 y 70 medios, entre los que destacan cinco retroexcavadoras, dos cargadoras, cinco volquetes y diez embarcaciones. Además, la unidad dispone de capacidad para establecer dos bases logísticas sobre el terreno, lo que reduce los tiempos de transporte y despliegue diario de maquinaria y equipos. A todo ello se une el apoyo de maquinaria y operadores que ha brindado la Brigada Extremadura XI desde mediados de enero. En particular, ha incorporado a las tareas de extracción una empujadora D5, dos máquinas mixtas, una motoniveladora y apoyo de transporte con camiones VEMPAR. El general Romero explicó que aunque la participación de este destacamento es «limitada» sí ha supuesto un apoyo a la UME. «Además, nos ha servido para poder poner en práctica nuestro personal y nuestros recursos en una operación real. Tenemos en este momento un equipo permanente de cinco hombres», añadió el jefe de la Brigada. Para la UME la operación ha supuesto «un continuo aprendizaje y la necesidad de adaptar los medios y procedimientos a cada nuevo sector», apunta el teniente coronel Esteban. Una de las innovaciones ha sido la utilización de drones, que han resultado de gran utilidad para el reconocimiento de los sectores de trabajo y para el seguimiento de la evolución de los mismos. «Gracias a los drones se han encontrado acumulaciones de camalote en zonas de muy difícil acceso, que hubieran pasado desapercibidas desde tierra». El Centro de Integración y Difusión de Inteligencia del Cuartel General de la UME también ha hecho un notable esfuerzo en el análisis de imágenes satélite y aéreas para el seguimiento y registro de la evolución de los trabajos. En las tareas de separación del camalote de las orillas se ha utilizado agua a presión procedente de autobombas desde tierra o incluso de bombas hidráulicas Las retroexcavadoras llevan un cazo a modo de espumadera para poder recoger la mayor cantidad posible de planta. Marzo 2019 Revista Española de Defensa 37


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