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FRANCISCO JAVIER ÁLVAREZ LAITA Fueron la Almendares, la Cauto y la Mayarí, y de su historia posterior solo consta su utilización como pequeños mercantes costeros. Para evitar que cayeran en manos de los estadounidenses o de los revolucionarios cubanos, las otras tres unidades, Baracoa, Guantánamo y Yamury, fueron hundidas por su dotación en las cercanías de los puertos que tenían como base. Las dos citadas en último lugar fueron pérdida total. La Baracoa fue reflotada por tropas de la Marina estadounidense dependientes del general Leonard Wood, en ese momento gobernador militar de la provincia de Oriente durante la época de intervención militar de Cuba. Tras el lógico proceso de reparaciones y puesta a punto, fue operado por el Servicio de Guardacostas de Cuba, creado en 1899 y que dependía de las Aduanas de aquel país. Rebautizada como Céspedes, estuvo dedicada a la vigilancia de las costas de Cuba hasta que, en octubre de 1910, resultó hundida por un ciclón cerca de Arroyos de Mantua, en la provincia de Pinar del Río. De acuerdo con los datos disponibles, perecieron el comandante, el maquinista y algunos tripulantes. TABLA 2. HISTORIA FINAL DE LOS CAÑONEROS DE LA CLASE ALMENDARES NOMBRE FINAL EN LA ARMADA HISTORIA POSTERIOR ESPAÑOLA Almendares Baja oficial en el año 1900 vendido en Cuba a particulares Baracoa Hundido por su dotación en Nipe el 21 de julio de 1898 Hundido por su dotación en Nipe el 21 de julio de 1898 Cauto Baja oficial en el año 1899 vendido en Cuba a particulares Guantánamo Hundido por su dotación en Manzanillo el 18 de julio de 1898 No se pudo recuperar. Pérdida total Mayarí Baja oficial en el año 1900 vendido en Cuba a particulares Yamury Hundido por su dotación en Nuevitas el 31 de julio de 1898 No se pudo recuperar. Pérdida total Otras series de cañoneros similares El incremento de las acciones revolucionarias en la isla de Cuba, en el entorno de 1895, implicó que el gobierno español de la época tomara la decisión de encargar siete cañoneros de distintos tamaños y dieciocho lanchas cañoneras para controlar las costas de la isla antillana. Estas construcciones fueron autorizadas por el Gobierno a través de la Ley de Fuerzas Navales para los años 1895 y 1896, aprobada por real orden de 17 de junio de 1895, y su financiación corrió a cargo del Ministerio de Ultramar. Entre las unidades de pequeño tamaño hay que destacar tres clases, dos de ellas, la Alerta y la Estrella, encargadas a astilleros del Reino Unido, y una, la Almendares que nos ocupa, a vea-Murguía en España. 46 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 144


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