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Instituto Geográfi co Nacional del que fue director el general Ibáñez de Ibero ( archivo autor) General Ibáñez de Ibero (sello emitido en 1991 conmemorativo del centenario de su fallecimiento) estableció su despacho durante tres años. En ese tiempo, además de dirigir los trabajos geodésicos del distrito, escribió “Descripción geodésica de las islas Baleares” y “Base central de la triangulación geodésica de España”. En mayo de 1867 ascendía a coronel. El coronel Ibáñez se vio directamente afectado por las disposiciones innovadoras del general Serrano. En 1870 los trabajos geodésicos dejaron de pertenecer a Guerra y pasaron a Fomento, integrados en la Dirección General de Estadística, órgano donde se creó el Instituto Geográfi co. Antes de acabar el año, con fecha 12 de septiembre, el ministro Echegaray designó al coronel Ibáñez director del nuevo Instituto. El geodesta La carrera militar del ingeniero subió un peldaño más y en noviembre de 1871 ascendía a brigadier, pasando a presidir la Comisión Internacional del Metro. Como presidente de esta comisión, durante 1874 recorrió varios países europeos representando a España en el Comité Internacional de Pesas y Medidas, con sede en París. Nuevas responsabilidades se acumulaban para el sabio ingeniero. Los trabajos de formación del mapa no cesaron desde que en 1853 se estableciese la base de triangulación nacional. El brigadier Ibáñez siguió dirigiendo el desarrollo de la gran empresa. Pero habría de ser 22 años después, desde la dirección del Instituto, cuando dirigió la parte más compleja de los trabajos nacionales: la unión geodésica de Europa y África. Desde el 23 de enero de 1877 Carlos Ibáñez era mariscal de campo y seguía dirigiendo el Instituto Geográfi co. La primera medida de la trascendental operación geográfi ca consistía en completar un arco de meridiano de 28 grados desde las islas Shetland hasta los límites del Sahara. Nunca se había logrado salvar el corte de 270 kilómetros existente en este arco desde las mediciones efectuadas por Francia en 1806, ahora se realizaría la hazaña bajo la dirección del ingeniero español y la profesionalidad de su equipo. El Mariscal Ibáñez y el cartógrafo del Estado Mayor francés, comandante Perrier, iniciaron la compleja planifi cación en 1878. Fueron señalados los vértices de enlace: un gran cuadrilátero entre los dos continentes apoyados en los picos de Mulhacén y Tetica de Bacares, en España, mientras en Argelia se designaron los de Sabiha y Filhausen. Una vez fi jados los vértices era preciso salvar un reto tecnológico hasta entonces nunca intentado: la fabricación de un refl ector tan potente que su luz pudiera verse desde 270 kilómetros de distancia. Ibáñez, maestro en el diseño de aparatos que en un primer momento pudieron considerarse fantásticos, realizó el proyecto, y como en 1853 con la regla, se trasladó a Paris para dirigir la fabricación del refl ector. A su vez el equipo de expertos colaboradores debían acarrear una gran cantidad de material Abril - 2019 Armas y Cuerpos Nº 140 65


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