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El tramo final está dedicado al recuerdo de los héroes, recompensas recibidas, objetos personales y el intento de rescatar su hazaña a través la película de 1945. territorio y las impresiones que estos trasladaron a la metrópoli, como fue el desarrollo de su descubrimiento y la correspondiente integración a la entonces Monarquía Hispánica. ESTRECHOS LAZOS Ese proceso estuvo vertebrado a través de herramientas tan vinculantes, como la religión, la lengua o el ejército, y sustentado a lo largo del tiempo con iniciativas muy diversas. Entre ellas, la ruta transoceánica regular del Galeón de Manila, única en su momento y que fue un hito más en el intercambio experimentado entre ambos mundos. Desde Filipinas, vía Nueva España —hoy, México—, llegaron a la Península, entre otros objetos, los populares mantones de Manila, prenda femenina de uso generalizado en la época y tradicionalmente relacionada con el archipiélago, aunque «su origen se encuentra en China», matiza la muestra, que exhibe un original del siglo XIX. El mantón es solo uno de los muchos casos de aculturación, intercambio y Uniformidad de las unidades indígenas del Ejército español en Filipinas. «Humilde apunte para la Historia» EN los años siguientes a la gesta de Baler, ya vieron la luz libros sobre la numantina resistencia, entre ellos, el relato hecho por el general Saturnino Martín Cerezo, jefe del destacamento que protagonizó la defensa de la plaza filipina cuando todavía era 2º teniente. Una crónica que, en el 2000, reeditó el Ministerio de Defensa, con un prólogo del escritor y periodista de la Generación del 98 José Martínez Ruiz Azorín, fechado en el año 1946. Ahora, la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Departamento tiene de nuevo en máquinas el relato firmado por Martín Cerezo. Además, bajo el título de Héroes de Baler, ha confeccionado una guía-catálogo de la exposición abierta al público en el Museo del Ejército y que se puede obtener en formato pdf en «Descargas», en la web de la citada institución. Las dos obras acercan al público la vivencia de los últimos de Filipinas, en buena parte, a través de unas páginas, que son un «humilde apunte para la Historia de aquellos días luctuosos y debido tributo a mis valerosos compañeros », en palabras del propio Martín Cerezo Al que leyere, denominación que da a la introducción de su diario (1904). Diario de Martín Cerezo (2000) y guía de la exposición. Junio 2019 Revista Española de Defensa 61


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