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Técnica e Investigación 67 “Anti–access/area denial (A2/AD)” ¿un concepto nuevo? consecuencia es que para la Alian-za, la destrucción del sistema A2/ AD enemigo es simplemente un paso previo a la aplicación del grue-so de su poder de combate, en una batalla convencional. Sin embargo, para nuestros posibles adversarios, la supervivencia y la operación del A2/AD (entendido como parte del RUK) es el elemento central alrede-dor del cual organizan su campaña. La doctrina francesa de los años 30, decía que un ataque era “fuego que avanza” . En el concepto sovié-tico– ruso, la idea que subyace es la misma: el RUK es “fuego que avan-za”. Muy lejos de ser un concepto puramente defensivo, el RUK (y el A2/AD como parte integrante de ese concepto) no constituye un elemento estático y pasivo, sino un medio de combate de vocación eminentemente ofensiva. Y, dentro del RUK, la fun-ción del A2/AD es la de crear una “burbuja” en la que las fuerzas de la Alianza no puedan disfrutar de los apoyos aéreos que son fundamen-tales en nuestra forma de combatir. Dentro de esa burbuja, los teóricos soviéticos esperaban conseguir una situación de superioridad aérea local, dentro de la que sus tropas dispon-drían de apoyo aéreo, negándoselo a las fuerzas de la OTAN. En este es-cenario, la Artillería Antiaérea de las Fuerzas Terrestres tendría un papel muy destacado: el de proteger a las Fuerzas propias en un escenario en el que la actividad aérea hostil sería predominante (situación en la que nunca se han desenvuelto las fuerzas de la Alianza). Esta situación implica que una fuerza terrestre aliada ne-cesitará imperiosamente contar con una eficaz defensa antiaérea, para poder operar con ciertas garantías de éxito contra un adversario que des-pliegue este tipo de sistemas. Para cualquier artillero resulta evidente, además, que el concepto de RUK convierte al conjunto de las Fuerzas Armadas en una versión am-pliada del Arma de Artillería: el fuego pasa a ser la forma fundamental de la acción, y el resto de las Armas se subordina a sus necesidades. No es una idea nueva. Ésa era la idea cen-tral de la doctrina francesa previa a la Segunda Guerra Mundial, y que llevó a Francia a la derrota de 1940. Sin embargo, desde entonces han transcurrido los 80 años de mayor desarrollo tecnológico de la Humani-dad. ¿Es factible ahora lo que no lo fue en 1940? ¿Ha llegado el campo de batalla “transparente”, en el que nada se puede ocultar? Es pronto para afirmarlo, pero no puede des-cartarse completamente esa idea. Sin embargo, a efectos prácticos, es importante prepararse para un escenario en el que cualquiera de los posibles adversarios de la OTAN intentará crear esa “burbuja” que anule la ventaja aérea actual de la Alianza. Esta “burbuja” no será estática, sino móvil, por lo que evi-tarla (operando en otras áreas) o de-gradarla pacientemente difícilmente serán opciones posibles. Quizá sea hora de “desempolvar” los antiguos procedimientos de los tiempos de la Guerra Fría –en los que se con-templaba un uso disputado del es-pacio aéreo–, y volver a recordar cómo operar cuando ya no somos los “dueños (indiscutidos) del aire”. El coronel D. Carlos Javier Frías Sánchez pertenece a la 279 promoción del Arma de Artillería, es jefe RAAA 73. Está doctorado en Paz y Seguridad Internacionales por el Instituto Universitario “General Gutiérrez Mellado” y tiene un máster en Estudios Es-tratégicos por la Universidad de Granada y en Seguridad y Defensa por el CESEDEN y la Universidad Complutense


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