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Historia 87 La batalla de Alcañiz fría, esperó a dar las órde-nes de fuego a que las tropas enemigas estuvieran casi en la boca de sus cañones, dis-poniendo los disparos de las piezas de forma precisa e ininterrumpida durante más de media hora, provocando la dispersión y una gran mor-tandad en las tropas napo-leónicas, que emprendieron la huida, presa del pánico, cerro abajo, volviendo a su punto de partida en el cerro del Hambre. El fuego vivísimo de los in-fantes de Saboya, América y Valencia, y sobre todo el de la artillería española, brillan-temente dirigida por el briga-dier García Loygorri y servida con una firmeza, serenidad y sangre fría imponderables, había barrido materialmente Ejemplares antiguos de láminas expli-cativas de la batalla de Alcañiz la mayor decisión; pero todos sus esfuerzos se estrellaron contra la firmeza de los solda-dos del general Areizaga, en su mayor parte aragoneses, que por segunda vez los es-carmentaron, obligándolos a desistir definitivamente de su empresa, mientras la caballe-ría española se reorganizaba detrás del caserío. Tras ello y antes del previsible ataque francés, la infantería y la ca-ballería españolas del case-río se replegazon, situándose tras el cerro Pueyos reforzan-do este punto de la línea. A pesar de este revés, no perdió el mariscal Suchet la esperanza de conseguir el triunfo con que pensaba inaugurar su mando, y for-mando una gruesa columna de más de 2.000 hombres con las tropas que no ha-bían tomado todavía parte en el combate, la lanzó, guiada por el general Fabre, contra el centro de los españoles, mientras el resto de sus fuer-zas presionaba toda la línea española para fijarla e impe-dir que reforzara el centro. El general Fabre desplegó una fuerza de 2.000 solda-dos de los regimientos 114º de Línea y 1er Regimiento del Vístula, que en formación de columna a tambor batiente por la carretera de Zaragoza atacó la posición central en el cerro de las Horcas, defen-dida por la brigada del mar-qués de Lazán y la artillería al mando del brigadier Mar-tín García–Loygorri e Ichaso. ACTUACIÓN DE LA ARTILLERÍA Los franceses avanzaron por el llano arma al brazo sin alterar un instante su correc-ta formación, a pesar del fuego de la artillería y de la infan-tería españolas, que se hacía más vivo y certero a medida que se iban aproximando. Nada contenía la furia france-sa que caía ya sobre el cerro de las Horcas, manifestando su confianza en la victoria por los hurras y entusiasmo que los animaba, cuando a pocos pasos de las piezas de artille-ría vaciló la columna, se detu-vo y se dió después a la fuga más desordenada. El brigadier Loygorri, con enorme serenidad y sangre


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