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56 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 13 / 2019 de poder relativo. La razón es simple: cuanto mayor es la ventaja militar que tienen sobre el otro Estado, más seguro está24 y, consiguientemente, mejor asegura su super-vivencia ». El poder implica cuatro elementos para Marruecos y Argelia. En primer lugar, les proporciona los medios necesarios para mantener su autonomía estratégica frente al otro y evitar que este se imponga. En segundo lugar, mayor poder significa mayor libertad de acción para la expansión territorial, aunque el resultado sea incierto. En tercer lugar, cuanto más poderosos son, mayores márgenes de seguridad disfrutan en relación con el otro y mayor capacidad tiene a la hora de establecer ventajosamente las reglas de juego en el espacio geográfico del Magreb. Finalmente, un mayor poder pro-porciona a quien lo posee una mayor voz en el sistema internacional y unas mayores posibilidades de lograr aliados y hacer avanzar sus posiciones. Dado que, tanto Marruecos como Argelia, buscan convertirse en hegemón regio-nal, es decir, en la gran potencia del sistema de seguridad regional que es el Magreb, el único nivel de poder aceptable para ambos consiste en ser significativamente superior al otro, ya que es la única forma de imponerse25. La consecuencia es una intensa competencia en la que ambas buscan maximizar el poder propio o, lo que es lo mismo, disminuir el de su adversario. Cuanto más poderoso sea Marruecos respecto a su rival Argelia, y viceversa, mayores son sus posibilidades de éxito, em-pezando por la supervivencia y terminando por la hegemonía. Este razonamiento, permite explicar por qué Marruecos, al igual que Argelia, han buscado todas las oportunidades de inclinar la balanza del poder (por ejemplo, a través de la ocupa-ción del Sahara Occidental en el caso de Marruecos) en su beneficio o, inversamen-te, en perjuicio de su rival (por ejemplo a través del apoyo al Frente Polisario en el caso de Argelia). La maximización del poder se materializa para ambos Estados a través de la ex-pansión territorial. Ambas potencias actúan siguiendo las pautas de lo que autores realistas como Glaser denominan Estados «voraces»; es decir, se comportan como Estados cuyos afanes expansionistas no obedecen a razones propiamente de seguridad, sino que sus intenciones responden a un intento de maximizar su poder relativo26. Para Marruecos la culminación del objetivo último de su geopolítica plasmada en el concepto del «Gran Marruecos» le permitiría controlar la mayor parte del Magreb occidental convirtiéndolo de facto en la potencia regional hegemónica. Marruecos actuaría como una potencia «revisionista» que cuestionaría el estatus quo existente, incluyendo la soberanía de Argelia sobre provincias como Bechar o Tinduf que en-tiende le pertenecen. 24  MEARSHEIMER, J. (1994-95). The False Promise of International Institutions, International Security, Vol. 19, 3, 11-12. Massachusetts, MIT Press. pp. 11-12. 25  MEARSHEIMER (2014). Op.Cit. pp. 30-32. 26  TANG, S. (2009). The Security Dilemma: A Conceptual Analysis, Security Studies, 18:3. pp. 587-623, 613. Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 47 a 78


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