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Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos Núm. 13 / 2019 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos n.º 13 - Año: 2019 - Págs.: 79 a 110 84 te para el refuerzo de la cooperación europea en este ámbito. Para ello, se examinan los más recientes comunicados y documentos oficiales adoptados por las instituciones y Estados en causa, además de otras fuentes académicas y doctrinales relevantes. En primer lugar, se aborda la situación actual de la defensa común en la UE, describiendo su evolución reciente y su presente impulso. Seguidamente, se revisa la cooperación a nivel subregional, subrayando sus oportunidades y limitaciones, y proponiendo las condiciones necesarias que debe satisfacer para tener éxito. A conti-nuación, se revisa la situación de la cooperación bilateral en defensa entre Portugal y España, justificando su conveniencia mediante el análisis de las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de cada uno de los dos países. Por último, se evalúa el mo-delo de cooperación peninsular, observando cómo se satisfacen las condiciones nece-sarias para el éxito antes referidas y se proponen recomendaciones. El estudio finaliza con una recapitulación de las principales conclusiones obtenidas. Problemas que afronta la defensa europea La falta de voluntad y de compromiso político en la UE ha provocado el bloqueo de la PCSD durante años. En un contexto definido por la reducción de la presencia de los EE. UU. en el continente11 (Kempin y Scheler, 2015, 46), existen importantes carencias para la generación de fuerzas, la financiación de las operaciones, la formula-ción de intereses comunes y la definición de las estrategias que permitan defenderlos (Alfonso, 2015, 154). Aunque las lagunas de capacidades han sido identificadas por los EM de la UE en varias ocasiones, se ha hecho poco para solucionarlas (Nissen, 2015, 12). La PCSD se ha centrado más en la prevención y gestión de crisis que en el desarrollo de capacida-des comunes y funciones asociadas con lo militar, incluyendo la defensa territorial y la disuasión, que son consideradas principalmente en el marco de la OTAN (Alfonso, 2015, 172–173). A pesar de ello, desde que fue presentada la primera Estrategia Europea de Seguridad12 se han realizado grandes avances, desarrollando más de 30 operacio-nes y misiones con presencia en tres continentes (European External Action Service EEAS, 2016). La entrada en vigor en 2009 del Tratado de Lisboa sirvió para consolidar las estructu-ras de reacción rápida ante situaciones de crisis y conflicto, y para definir herramientas como la cláusula de defensa colectiva y la CEP, que han tardado en ser utilizadas. La primera de ellas se activó por primera vez en noviembre de 2015, a petición de Francia tras los atentados de París (Europapress, 2015). La segunda ha sido finalmente estable-cida por el Consejo Europeo el 11 de diciembre de 2017 (EEAS, 2018), en su modalidad 11  De 213.000 efectivos en 1990 a 64.000 en 2015. 12  Una Europa segura en un mundo mejor - Estrategia Europea de Seguridad. Bruselas, 12 diciembre de 2003.


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