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Margarita Robles visitó el pabellón de España en el Paris Air Show, en el que 35 empresas aeronáuticas españolas mostraron sus desarrollos tecnológicos. Revista Española de Defensa 43 objetivo no solo es superar en capacidades y prestaciones a todos los cazas tradicionales hoy en servicio, sino situarse un paso por delante de cualquier avión de combate o desarrollo de la próxima generación». En el marco temporal, el gran objetivo que se han fijado las fuerzas aéreas de los tres países implicados es poder contar con un primer avión demostrador que pueda volar en el horizonte de 2026, todo un reto para la industria. De ese modo, será posible comenzar a experimentar con las tecnologías más críticas para que el concepto NGWS sea una realidad en la década de 2040. El desafío al que se enfrentan los industriales europeos supera los límites de cuanto existe hoy en día y está muy próximo a lo que algunos podrían considerar como ciencia ficción. Pero el crecimiento exponencial de la Inteligencia Artificial (IA) y la gestión y análisis masivo de datos big data va a hacer posible interrelacionar un avión de combate tripulado de 6ª generación con sistemas de armas muy distintos llamados a estar hiperconectados y actuar en correcta sincronía. La aportación de la IA y el big data va a ser decisiva para el éxito del proyecto. Se trata de una tecnología disruptiva que resulta imprescindible para gobernar y gestionar las decenas de miles de datos que van a permitir a los pilotos tener un mejor conocimiento de la situación táctica del entorno y lograr el éxito en cada misión. Pero, sobre todo, la mayor contribución de la IA va a consistir en hacer inteligible el enorme flujo de datos e información adquirida por los numerosos sensores, cuyo fin último es presentar sobre las pantallas de los pilotos las opciones más eficientes. Por ejemplo, el futuro caza de 6ª generación estará envuelto, real o digitalmente, por enjambres de drones de reconocimiento y lanza misiles, aeronaves de vigilancia radar, aviones de proyección estratégica y reabastecimiento en vuelo y equipos de guerra electrónica. Al mismo tiempo, mantendrá conversaciones electrónicas avanzadas con misiles crucero lanzados desde aeronaves, submarinos o buques de superficie, al igual que con carros de combate de última generación… y un largo etcétera. MULTITAREA La panoplia de tareas operativas que ahora están siendo objeto de estudio y que se le adjudicarán al concepto NGWS abarca misiones de disuasión, superioridad aérea y reconocimiento táctico y estratégico. Pero también las vinculadas con acciones de combate en conflictos asimétricos, penetración a larga distancia en territorio enemigo y ataque a buques. Y, por si fuera poco, el NGF debe cumplir con el requisito de ser embarcable, es decir, poder cumplir misiones desde la cubierta de despegue de un gran buque de superficie para poder servir de reemplazo a los cazas Rafale en versión M (Marine) de dotación en el portaviones atómico francés Charles De Gaulle. Como la principal plataforma aérea del sistema, las tecnologías que deberá incorporar el NGF van a exigir que militares e ingenieros encuentren el máximo equilibrio entre la furtividad, la velocidad y sus capacidades de combate y ataque. Para lograr hacer realidad un avión furtivo o indetectable a los radares más avanzados, su sección equivalente radar deberá ser prácticamente imperceptible. Ello exige un diseño carente de formas que produzcan ecos en las pantallas del radar, pero también obliga a eliminar los puntos de amarre externos para fijar misiles, bombas y sensores, que tendrán que quedar alojados en bodegas interiores. Los estudios iniciales contemplan que los escuadrones de NGF no cumplirán en solitario las misiones que les sean encomendadas. Los primeros conceptos que se barajan se inclinan por que sus ataques sean precedidos o acompañados por aparatos tripulados remotamente, unos para cumplir tareas de reconocimiento, otros con la labor de hacer de relés de comunicaciones, otros más para acosar a las defensas enemigas y disparar misiles contra objetivos altamente protegidos y no poner en peligro la vida de los pilotos Juan Pons Las fuerzas aéreas de los tres países implicados esperan contar con un primer avión demostrador en el año 2026 MDE


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