Page 32

ArmasCuerpos_142

Acceso de las primeras mujeres a la AGM En el curso 1988-1989 veintisiete mujeres ingresaron por primera vez en las academias militares como alumnas, eran 18 enfermeras, 5 médicos, una farmacéutica, una ingeniera, una auxiliar de armamento militar y una interventora. Seis de ellas lo hicieron en la AGM el 17 de septiembre de 1988: Teresa Gordillo, Amparo Cáceres, Milagros Hijosa, María Teresa Valbuena, Patricia Ortega y Margarita Conde, pertenecientes a los cuerpos de Sanidad Militar, Intervención y Armamento y Construcción. El ingreso de aquellas mujeres también generó muchísima expectación en la sociedad zaragozana, de forma que el primer fin de semana con permiso para pasear por la ciudad, las alumnas salieron de paisano para no verse acosadas por los medios, aunque la presión informativa obligó a la Academia a convocar una rueda de prensa con las alumnas. La hoy general, Patricia Ortega comentaba recientemente que al incorporarse las seis primeras alumnas a la AGM soportaron mucha presión al sentirse muy observadas y estar siempre bajo la lupa, “en cualquier sitio estaba todo el mundo observándote” y se daban situaciones embarazosas, como ceder el paso un superior a una alumna, por aquello de la cortesía, aunque piensa que la institución militar se planteó el ingreso de la mujer como un reto, por lo que hubo mucha profesionalidad, pero que no fue nada fácil por falta de procedimientos y normas, “iban surgiendo situaciones nuevas cada día”, como el gran problema del baño en los centros militares, que no requería más que un pestillo y educación. También refiere el trato exquisito que recibieron, ya que los mandos dejaron los prejuicios en la puerta del cuartel y si alguien estaba en desacuerdo, pues no lo expresó. “Nosotras percibíamos que hacíamos lo mismo y que se nos exigía lo mismo, aunque la lupa la teníamos encima…/… Ahora resulta entrañable imaginarse a un montón de militares debatiendo cómo debía de ser el sujetador de campaña o el bolso de paseo”.“Somos el reflejo de la sociedad y en las Fuerzas Armadas hay cabestros, como en todas partes, pero institucionalmente se han tomado medidas para que determinadas cosas no pasen y, si pasan, se corrigen”2. Y los profesores, ¿con que talante se enfrentaron a aquel reto? Cuando se tuvo noticia en la AGM de la incorporación de las primeras mujeres universitarias, hubo varias reuniones para abordar infinidad de detalles, como el alojamiento o los servicios higiénicos. El teniente coronel médico Javier Vicente recuerda que a los jefes de sanidad de las tres academias generales les Capitán Elicio Herrera. Compañía 04. Septiembre de 1988. Archivo AGM remitieron previamente una encuesta referente a las pruebas físicas que deberían de realizar las mujeres y él contestó diciendo que lo primero sería tener muy claro cuál debía de ser el perfil que se pretendía para una mujer que fuera a formarse como teniente de infantería. Además, refiere que la llegada de la mujer al Ejército y la organización de todo lo relativo al tema le pareció un poco como “la guerra de Gila”. Las únicas medidas adoptadas por el Servicio Médico fueron reservar las habitaciones nº 1 y nº 2 de la Enfermería de Cadetes para alumnas e instalar un bidet en un baño. Por otra parte, la Enfermería fue utilizada como alojamiento temporal de las alumnas que no se iban los fines de semana para que no se quedara ninguna sola en su edificio. Otro asunto fue designar a los profesores que iban a ser sus mandos, el primero fue el capitán Mariano Bayo, que había mandado el año anterior una sección de la compañía 04, que encuadraba a alumnos de sanidad, (médicos, veterinarios y farmacéuticos), jurídicos e interventores, de forma que comenzó a elaborar la programación del curso con varios meses de antelación. Para mandar la otra sección de la compañía se designó al capitán Elicio Herrera, que también tenía mucha experiencia con universitarios, y el mando de la compañía se le dio al comandante Jesús Alegría de Rioja. En aquella primera promoción con mujeres solo la alumna del Cuerpo de Intervención era ya de Cuerpos Comunes, mientras que las de Sanidad seguían siendo del ejército de tierra. El coronel Herrera refiere que había tenido algún contacto previo con damas de sanidad en algún ejercicio y abundante experiencia docente en la Instrucción Militar de la Escala de 32 Armas y Cuerpos Nº 142 ISSN 2445-0359


ArmasCuerpos_142
To see the actual publication please follow the link above