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carlistas y la posterior asimilación, por parte del ejército liberal, de la mayor parte de la ofi cialidad del bando contrario, el llamado sexenio revolucionario, con la concesión del grado de Alférez a cuantos Sargentos Primeros tomaron parte en el alzamiento, las guerras de independencia de las colonias americanas y la pérdida defi nitiva de los restos del imperio con Filipinas, Cuba y Puerto Rico, unido a la tradicional escasez de recursos económicos que España y su Ejército demandaban. Todas estas circunstancias provocaron un auténtico caos en la enseñanza militar – fundamentalmente a la que correspondía a las llamadas Armas Generales (Infantería y Caballería)- y en busca de una solución que compaginara los problemas de personas y recursos se variaban continuamente los sistemas de formación profesional militar, basculándose, según las circunstancias y criterios, entre la existencia de un centro militar único y la variedad e independencia de cada uno de ellos e incluso existiendo sistemas paralelos de formación de ofi ciales, como hasta bien entrado el Siglo lo demuestra el hecho de la permanencia de las Academias de Cadetes en los Cuerpos. Con todo ello no se intenta otra cosa que resolver dos situaciones antagónicas y de muy difícil solución, como fueron, de una parte, el gran número de ofi ciales que bloqueaban las escalas, unido a la penuria de recursos económicos y de otra, la “necesidad moral de no cerrar indefi nidamente el camino a la carrera de las armas de tantas vocaciones juveniles ilusionadas en poder cursarla. 1900 - 1955 Cuarenta y cinco años después de la creación de la primitiva Academia General Militar, que estuvo situada en Toledo, por Real Decreto del mismo día y mes -20 de Febrero de 1927- se constituye de nuevo en Zaragoza, ubicándola en el llamado Campo de Maniobras de Alfonso XII, previa solicitud que se hizo al Ayuntamiento de la Ciudad para que organizara los servicios indispensables de agua, alumbrado y comunicaciones. En ella se ingresaba por oposición entre los paisanos, clases de tropa y ofi cialidad y clases de complemento que, reuniendo las condiciones generales de ser español, soltero o viudo sin hijos, aptitud física y buen concepto moral, tuvieran los paisanos menos de 22 años y más de 17 el día primero de año de la convocatoria y las clases de tropa y la ofi cialidad y clases de complemento haber cumplido, al menos, un año en fi las y no sobrepasar los 25 en la misma fecha. Los aspirantes deberían hallarse en posesión del título de Bachiller elemental, pudiendo las clases de tropa profesionales sustituir este requisito por un examen previo de Gramática castellana, Geografía e Historia. La duración de los estudios militares se fi jaba en cinco años, de los cuales los dos primeros eran cursados en la Academia General de Zaragoza y los tres restantes en las Especiales de cada Arma o Cuerpo. Estos dos primeros cursos tenían por fi nalidad educar, instruir y preparar moralmente a los futuros Ofi ciales, a fi n de darles el espíritu, compañerismo, temple de alma, dignidad y austeridad que exige la profesión de las Armas en todas sus especialidades, al tiempo que se adquirían una serie de conocimientos comunes a todas ellas. La elección de Arma tenía lugar al aprobar el segundo curso, de acuerdo con la nota media conseguida en ambos, dándose opción al alumno que por decidida vocación perseverara en el deseo de elegir una determinada, a la que por la califi cación Diciembre - 2019 Armas y Cuerpos Nº extraordinario 2019 123


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