España. Iguales ante el sacrificio, los creyentes y los descreídos, los nobles con rancios títulos y los escapados de forzadas clausuras, los poetas y los nostálgicos, los viejos y los casi niños. Obedientes todos al mandato del honor se batieron por España noblemente y consolidaron los extranjeros su nueva condición de españoles, no por la sangre recibida sino por la sangre vertida en los campos de batalla donde intervinieron. ¡Honor y gloria a todos ellos! Y, ya para concluir, quiero recordar en esta fecha solemne del centenario de la gloriosa Legión que han pasado cien años del Real Decreto Fundacional de 28 de enero de 1920 y La Legión viste de nuevo sus mejores galas para celebrar su centenario, que curiosamente, y por obra y gracia de su fundador don José Millán Terreros, la fecha no coincide con la del 20 de septiembre de 1920, en que se alista al Tercio el primer legionario y que se da como la fecha fundacional. Pero La Legión es así, y lo que es bien seguro es que las damas y caballeros legionarios de hoy siguen manteniendo el mismo espíritu que los de ayer, pues unos y otros se adornan desde antaño con el emblema formado por la pica, el arcabuz y la ballesta, con la corona real en su centro; emblema que un día de feliz inspiración diseñara, allá en la Ceuta de sus amores, el capitán Justo Pardo. La Legión de hoy, tras rendir un respetuoso culto al ayer ha sabido adaptarse a las nuevas técnicas de campaña que ya practican los ejércitos de más avanzada tecnología, hasta el punto de constituir una infantería ágil y maniobrera dotada de una excelente moral y un alto espíritu que puede ser empleada, con garantía de éxito, en cualquiera de los teatros de operaciones donde la lleven los compromisos que España tiene contraídos en nuestra actual política de defensa. Siga pues La Legión heroica su brillante caminar con las miras puestas siempre en ese supremo ideal que es España. Con el recuerdo emocionado y entrañable de cuantos cayeron en el combate cubiertos con el sudario de la franciscana camisa legionaria, sin que nada ni nadie les haga decaer en todo aquello, que un día ya lejano de 1920 plasmó, inspirándose en el espíritu del samurái japonés, un teniente coronel de leyenda llamado José Millán Terreros que llegaría a ceñir, tras una gloriosa vida militar, la faja rojo carmesí del generalato y que pasaría a la historia ya sí con su nombre completo y excelso de José Millán-Astray Trerreros. Fuentes de León, octubre de 2020 NOTAS 1. Por decreto de Su Excelencia El Generalísimo, de fecha 4 de enero de 1937, se amplió el escalafón legionario hasta el empleo de comandante. 60 / Revista Ejército n.º 946 • enero/febrero 2019 Este decreto tenía por objeto ascender al heroico capitán legionario don Carlos Tiede Zedem, antiguo oficial del ejército alemán y el primer legionario que alcanzaría el empleo de capitán, el cual, a resultas de heridas recibidas en un combate durante nuestra Guerra Civil, se encontraba en situación muy grave, hasta el punto que fallecería en el Hospital Militar de Salamanca el día 11 de ese mismo mes de enero de 1937. 2. El día 5 de mayo de 1920 el presidente del Consejo de Ministros, don Manuel de Allende-Salazar, presentó su dimisión al rey don Alfonso XIII, el cual, una vez aceptada, nombró para sucederle en la presidencia a don Eduardo Dato e Iradier, a quien encargó la formación del Gobierno. En el nuevo Gobierno, Dato nombra para el desempeño de la cartera de Guerra al vizconde de Eza. 3. José Millán Terreros nació en La Coruña el día 5 de julio de 1879, hijo de don José Millán Astray y de doña Pilar Terreros Segade (en 1926 se uniría el apellido paterno para formar el compuesto de Millán Astray). A los 15 años (el 30 de agosto de 1894) ingresa en la Academia de Infantería de Toledo y forma parte de la 2.ª Promoción de Infantería, abierta de nuevo tras la supresión de la Academia General Militar, y es promovido al empleo de 2.º teniente en febrero de 1896. 4. La denominación orgánica de bandera en La Legión, es equivalente a batallón en infantería y a tabor en las Fuerzas Regulares Indígenas. 5. Existe una especie de neblina informativa y documental sobre el nombre y los apellidos de este primer legionario alistado. Se me antoja muy extraño que ni el teniente coronel Millán-Astray, en su libro La Legión, ni el comandante Franco, en su Diario de una Bandera, ni el periodista-legionario Carlos Micó España, en su Los Caballeros de La Legión, hagan la menor referencia al nombre de este primer alistado. A este tenor, y a mayor abundamiento al tratarse de una publicación oficial, en el primer tomo de La Legión Española (edición de 1970) puede leerse (pág.49): «El primer hombre se enganchó en La Legión el 20 de septiembre de 1920, tuvo una vida legionaria activa y ascendió a suboficial, para morir en 1925 en Alhucemas, en la ocupación de Malmusi Alto». Pero sigue sin citar su nombre. 6. El suboficial, durante la monarquía de don Alfonso XIII (a partir de 1918), era un empleo superior al de sargento y estaba encuadrado en las clases de tropa de 2.ª categoría. Sus divisas eran iguales a las que en la actualidad ostentan los brigadas. BIBLIOGRAFÍA - Asensi López Blanco, J.: 20 de Septiembre de 1920. Editorial Fajardo El Bravo, Lorca; 2013. - Franco Bahamonde, F.: Marruecos. Diario de una Bandera. Editorial Pueyo, Madrid; 1922. - La Legión Española. Cincuenta Años de Historia. Subinspección de La Legión. Leganés; 1970. - Micó España, C.: Los Caballeros de La Legión. Sucesores de Rivadeneira S.A., Madrid;1922. - Millán-Astray, J.: La Legión. V.H, Sanz Calleja Editores, Madrid; 1923. - Togores, L.E.: Historia de La Legión Española. La Esfera de los Libros, Madrid; 2016. - Archivo particular de mi suegro, el general Fernando López-Canti y Félez, jovencísimo alférez del Tercio de Extranjeros en su época fundacional. Su padre, Fernando López-Canti y Sánchez, era amigo y compañero de promoción de José Millán Terreros, pues ingresaron juntos en la Academia de Infantería de Toledo en agosto de 1894.■
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