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INTERNACIONAL medio después de haber salido de la Academia 38 General Militar. En el mismo caso está el soldado Benítez, que desplegará con una antigüedad de cuatro años en el Ejército. A pesar de dejar en Ceuta mujer y dos niñas pequeñas, participar en una misión internacional era su mayor deseo, y ha supuesto una alegría estar entre los elegidos. Entre los más veteranos, el sentimiento no es muy diferente. El sargento Cuenca, que estuvo en Afganistán en el año 2010, lo tiene claro. «Vivimos para esto y nos instruimos cada día para este tipo de misiones. Muchos somos padres, pero la familia lo asume y sabe que nos hace felices», subraya. El cabo Martín-Albón, que formó parte de la rotación que abrió la misión en Irak en 2015, también se muestra feliz de poder repetir escenario y de hacerlo otra vez como jefe de escuadra. LOS INSTRUCTORES La otra pata fundamental de la rotación son los equipos de instructores que se encargan de la formación del Ejército iraquí. Al frente de ellos está el teniente coronel Carmona, quien estuvo en el Cuartel General de la Coalición en 2016, cuando el conflicto estaba en su apogeo. Su función entonces era hacer el seguimiento y orientar las actividades en los diferentes centros de adiestramiento (BPC, en inglés) hacia los objetivos marcados. Por eso es muy consciente de lo que le van a exigir ahora como jefe de los equipos de instructores de Besmayah. «Tengo claro lo que tengo que conseguir y lo que pedir a mi gente», añade. Los instructores que va a tener bajo su mando proceden de distintas unidades de la Comandancia; a ellos se unirán miembros de la Guardia Civil —para entrenar a la Policía federal iraquí— y del Ejército portugués. Uno de los equipos es el generado por el Grupo de Regulares de Ceuta nº 54, que lidera el capitán Molina, para quien va a ser su primera misión. «Estamos preparados para formar a los soldados iraquíes desde que se incorporan hasta que alcanzan un nivel óptimo de instrucción y adiestramiento, y así ayudar al Ejército iraquí a mejorar sus capacidades», indica. Le acompañan, entre otros, el sargento 1º Mira, para quien la misión es una ocasión de «demostrar todo el trabajo que se hace a diario y plasmarlo en el terreno». En su opinión, la mayor dificultad en su labor puede estar relacionada con temas de disciplina, al tratarse de reclutas con poco tiempo de vida militar. El mayor hándicap que ve el cabo 1º Moreno es el idioma, aunque para ello cuentan con facilitadores. En su caso, va a ser su primera misión, tras 25 años de servicio, y resulta un motivo de orgullo. Un sentimiento muy extendido entre sus compañeros, conscientes de la oportunidad única que les han dado y que no piensan desaprovechar. ¢


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