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Memorial de Artillería 171_2

Historia 85 Qvadernum Historiae XII to9. Las bocas de fuego, una vez construidas en herrerías y talleres, eran trasladadas a los puntos designados de antemano en trenes forma-dos por carromatos especí-ficamente fabricados para ello y en simples carruajes civiles. Las piezas ligeras eran fácilmente transpor-tables, pero las grandes bombardas y morteros, de mayor peso y volumen, ne-cesitaban grandes cantida-des de animales de tiro para su traslado. Y, en alguna ocasión, su embarque y transporte por vía marítima, dada la dificultad de acceso por determinados pasos de montaña y el carreteo por unos caminos prácticamen-te impracticables. Además de los tubos, el equipamien-to que integraba un tren de artillería completo consistía en los encabalgamientos de las piezas –afustes y cure-ñas–, las municiones y las pólvoras, y otros muchos materiales que eran preci-sos para facilitar la marcha del tren, construir los asen-tamientos de las baterías y conservar todo el material en perfectas condiciones de empleo. Considerando que un tren de sitio completo po-día componerse fácilmente de cuarenta o más piezas, los bueyes o caballos nece-sarios para su transporte y el de sus municiones y per-trechos podían contarse por millares. Por este motivo, las necesidades de ganado fue-ron enormes. Las fuentes contemporáneas mencionan el esfuerzo que suponía lle-var los trenes de artillería e (9) COOK JR., WESTON F. Op. cit. pp. 260, 269 impedimenta, cuyo volumen e importancia había ido cre-ciendo con el tiempo10, al teatro de operaciones. Aran-tegui cita que el ejército re-unido por el Rey Católico en Córdoba, en la primavera de 1485, disponía de “12 ó 13.000 caballos y 1.500 ca-rretas para el arrastre de la artillería y provisiones”11, siendo más de 2.000 los ca-rros utilizados en la marcha a Loja para el transporte de 80 piezas, en primavera de (10) La guerra fue, fundamentalmente, una guerra de sitios. Según Salas, en sólo seis años la artillería participó en quin-ce de ellos: Alora y Septenil (1484); Cohín, Cartaza, Alhabar, Cambil, Loja, Illora, Zagra, Baños y Moclín (1485); Vé-lez, Bentome y Málaga (1487); y Baza (1489). Vid. SALAS, R. (1831). Memorial histórico de la Artillería española. Ma-drid, Imprenta de García; ARANTEGUI, J. Op. cit. pp. 267 y ss (11) ARANTEGUI, supra, p. 231 Imagen superior. La sillería del coro de la Catedral de Toledo representa las principales esce-nas de la guerra, en las que se pone de manifiesto la importancia que tuvo la artillería en la capitulación o toma de las ciudades del reino nazarí. Imagen inferior. Recámaras de bombardas y pelotería utilizadas en Baza por la artillería de los Reyes Católicos, en la anterior sede del Museo del Ejército de Madrid


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