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Memorial de Artillería 171_2

Historia 86 MEMORIAL ARTILLERíA de 148612, arrastrados por más de 400 pares de bueyes, y precedidos por más de 6.000 peones, gastadores y maes-tros carpinteros, que mar-chaban a vanguardia para allanar los caminos y elimi-nar los obstáculos que en-contrasen a su paso. Lógicamente, el forraje para la alimentación diaria de esta gran masa animal ascendía a toneladas, cir-cunstancia que fue determi-nante a la hora de planear las operaciones ofensivas de largo alcance, casi siempre limitadas a las estaciones del año en las cuales era posible la provisión de pas-tos sobre el terreno. Como puede imaginarse, el paso de los ejércitos dejaba como efecto colateral un rastro devastador en los campos y cultivos. LA POSICIÓN ARTILLERA Y EL EMPLEO DE LOS FUEGOS EN LOS SITIOS El lugar donde la pieza se colocaba en condiciones de hacer fuego, la posición artillera —hoy denomina-da asentamiento—, era una obra más de las que se le-vantaban en los reales o campamentos establecidos para el cerco de una plaza. La gran mayoría de los tra-bajos se efectuaban a la vis-ta del adversario, por lo que la protección de hombres y artillería era una cuestión vital a la que se prestaba la oportuna atención. Como elementos de protección se utilizaban vallados, simples amontonamientos de tierra y cestones consistentes en unos cilindros de mimbre (12) ARANTEGUI, supra, pp. 230, 266-67 Considerando que un tren de sitio completo podía componerse fácilmente de cuarenta o más piezas, los bueyes o caballos nece-sarios para su transporte y el de sus municiones y pertrechos podían contar-se por millares... rellenos de tierra y armados sobre estacas dispuestas verticalmente. Para proteger a las piezas y a sus sirvien-tes se instalaban delante de las mismas unos mamparos —cuya función era similar a la de los modernos escu-dos—, formados por unos telones recios de maderos recubiertos por pieles que giraban alrededor de un eje, ocultando la boca de fuego y descubriéndola en el mo-mento del disparo. Las piezas se situaban en elevaciones destacadas y muy cercanas a los puntos de las defensas designados como sensibles y que debían ser batidos. Cercanía obliga-da, pues aunque el alcance máximo de las piezas osci-laba entre los 2.000 y 3.300 metros, en la práctica, el al-cance eficaz era mucho me-nor, probablemente entre 200 y 400 metros. Lo que ex-plica que, a pesar de la falta de precisión en el tiro, se ob-tuviesen efectos verdadera-mente demoledores. Las plazas fuertes eran verdaderos baluartes mili-tares que jalonaban la de-fensa del territorio, por lo que se procuraba dotarles del mejor artillado posible para su defensa, que en-tablaba un constante due-lo con la artillería de los sitiadores para intentar desmontar sus piezas. La primera prioridad de estos últimos, por lo tanto, era anular el fuego de la defen-sa para cambiar de asenta-miento y situarse a menos de 100 pasos de las mu-rallas, requisito necesario para que la acción conti- , nº 171/2 - Diciembre de 2015


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