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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

152 ALBERTO RAÚL ESTEBAN RIBAS fortificarlas y acondicionarlas para aquel nuevo estilo de guerra en que la artillería y los trabajos de asedio –trincheras, zapas, minas y contraminas– estaban revolucionando la poliorcética. Así, entre otros muchos ejemplos, el 4 de noviembre de 1555 Manuel Filiberto escribe que se han destinado 38.000 florines para las obras de fortificación que están llevando a cabo e1 regimiento de van der Vesten: 14.000 florines para las obras exteriores y 24.000 florines para la adquisición de aprovisionamientos y material del recinto de murallas. Hubo sin embargo ocasiones en que la administración logística mi-litar no estuvo a la altura de la mision que tenía encomendada, no evitando situaciones de penuria en la distribución de alimento, desatendiendo guarni-ciones y destacamentos a lo largo de la frontera. Así el 25 de agosto de 1558 se celebra una reunión entre Manuel Filiberto y los altos oficiales alemanes para tratar sobre los tumultos acaecidos entre los alemanes y entre éstos y las otras naciones por el reparto de vituallas en un campamento; tal situación de intranquilidad no remite hasta el día 30, con la llegada de nuevos cargamen-tos con comida y resto de provisiones. Estos episodios de falta de vituallas fueron especialmente recurren-tes a partir de octubre de 1558; ciertamente durante en el transcurso de las conversaciones de paz de Cercamps y que concluirían con la firma de la paz de Cateau-Cambresis las anotaciones de Manuel Filiberto sobre problemas en los suministros, especialmente el forraje, son más abundantes; la razón de ello nos la da el propio general53: s’a apuntado suspensión d’armas la qual no saría mala si pudiésemos forajar en Francia; el hecho que las dos potencias estuviesen entablando negociaciones forzaba a los dos ejércitos a paralizar cualquier acción hostil y mantenerse a la expectativa y ello im-pedía a los hispanos poder vivir a costa del territorio enemigo como hasta ahora estaban haciendo, por lo que el problema de alimentar a hombres y animales era especialmente importante; durante los siguientes días Manuel Filiberto va recogiendo las quejas de los oficiales de caballería que ven mo-rir sus monturas por falta de alimentos y escribe que tarde o temprano tendrá que decidir si retira al ejército a tierras flamencas para poder alimentarlos –algo nada deseado por las autoridades de las Provincias– o licenciar a las tropas por falta de comida. Finalmente, conforme las negociaciones avanzan a buen ritmo se empieza a a consolidar la creencia que el fin de la guerra está cerca y Felipe II –también motivado por los elevados costes de las solda-dos– ordenó un plan de licenciamiento de tropas, principalmente alemanas, que alivió también las tensiones en las vías logísticas. 53  Diari: pp. 96 y ss. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 152-166. ISSN: 0482-5748


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