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REVISTA HISTORIA MILITAR 117

164 ALBERTO RAÚL ESTEBAN RIBAS para acordar dejar libre al condestable Montmorency; el general saboyano envía a sus hombres de confianza, Fabri y Estorpiana, para que negocien con el condestable, preso en Lille: Manuel Filiberto exige inicialmente 300.000 escudos de oro por su liberación; es una cifra muy alta que Montmorency rechaza. El 9 de diciembre se acuerda liberar al condestable Montmorency a cambio de un rescate de 200.000 escudos; el 13 de diciembre el condesta-ble dice que tan solo podría pagar 150.000 escudos, pero Manuel Filiberto insiste en la cifra de 200.000 pero flexibiliza el calendario de pagos, como si fuese una mera transacción comercial: 60.000 escudos en el momento de la liberación, 90.000 dentro de 1 año y 50.00 dentro de 18 meses de la liberación. Finalmente el 16 de diciembre el condestable acepta la propuesta de pagar el total de 200.000 escudos y es liberado al cabo de pocos días, regresando a la corte francesa a finales del mes. Los soldados también eran conscientes de la valía del canje de prisio-neros y algunos de ellos buscaban participar en este “negocio” con las vidas de personas de estatus inferior –capitanes, burgueses de la ciudad, etc.– a espaldas de los mandos. Es por ello que el 2 de setiembre de 1557 –es decir, más de 3 semanas más tarde de la batalla y tras una semana de la captura de la ciudad– se tuvo que publicar un bando real por el que la tropa tenía que entregar todos los prisioneros franceses y ponerlos a disposición del secre-tario real Francisco de Eraso, so pena de muerte del infractor: aparecieron entonces varias decenas de famélicos y asustadizos franceses, capturados en la batalla del 10 de agosto y en la caída de la ciudad del 27. La cantidad de prisioneros franceses tomados tras San Quintin, muchos de ellos de alto rango, fue tal, que el arzobispo y teológo Bartolomé Carranza de Miranda, en aquellos momentos en Bruselas por su cargo de consejero del Imperio en Flandes, relataba que “cada día llevan por aquí presos franceses y por todos estos castillos reparten duques y condes de Francia”79. 3.3.- Conclusiones La conducción de la guerra, el éxito o la derrota, no solo vienen determinados por el entrenamiento o moral de las tropas o de la habili- 79  CABRERA DE CÓRDOBA, Luís: op.cit., pp. 190-195; PARKER, Geoffrey: op.cit., p. 146. Bartolomé de Carranza había estado 3 años en Inglaterra con la misión de “reconducir” la iglesia inglesa a la obediencia romana; el rey Felipe lo había reclamado a Flandes para vigilar la publicación de libros “erráticos” en librerías y universidades flamencas. Por su consejo el rey Felipe ordenó que en todos los puertos de sus dominios se exhibiese una lista con los libros prohibidos. Revista de Historia Militar, 117 (2015), pp. 164-166. ISSN: 0482-5748


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