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AEROPLANO 29

El 16 de octubre de 1913, el capitán Kindelán recibió un telegrama del coronel Vives anunciándole que existía la posibilidad de que la Superioridad pidiera algún aeroplano para intervenir en Marruecos. El día 18, se recibía en el aeródromo de Cuatro Vientos la siguiente comunicación del Ministerio de la Guerra: “Con objeto de marchar a África, si se lo pide el General Jefe, ordeno se prepare con urgencia una escuadrilla y su parque móvil de reserva; avise cuando esté preparada la operación”. El día 20, Kindelán contestó que estaba organizada la escuadrilla y dispuestos para marchar todos los elementos. El día 21, recibida la orden de marcha a Tetuán, Kindelán comprobó el material, pasó revista al personal y fijó la salida de Cuatro Vientos para el día siguiente. A primera hora de la mañana del día 22, emprendió la marcha el convoy compuesto por 1 automóvil rápido, 2 camiones taller, 4 autocamiones, 4 remolques y 20 plataformas transportando 4 biplanos Farman, 3 monoplanos Nieuport, 4 biplanos Lohner, 3 barracones Bessoneau y 8 tiendas. En cuanto al personal, se desplazaron un total de setenta y cinco hombres: cincuenta y cinco soldados y cabos, dos sargentos, dieciseis pilotos y observadores72, un maestro de taller y un fotógrafo. Aunque estos dos últimos no son citados por su nombre, se sabe que eran Alejandro Tiana y Leopoldo Alonso73, siendo éste el único civil de la expedición. Volviendo a la marcha del convoy y su tránsito por las calles de Madrid, a las 12.00 horas del día 22 de octubre la Escuadrilla pasó por la calle de Bailén donde, a la altura del Palacio Real, los soldados fueron saludados por la Reina desde un balcón. Siguieron por Mayor, Puerta del Sol, Carrera de San Jerónimo y Paseo del Prado hasta la Estación de Atocha donde el coronel Vives se unió a la expedición, saliendo el tren militar al anochecer con destino a Algeciras. En la estación fueron despedidos por SS MM los Reyes, doña María Cristina, una amplia representación de la nobleza, muchos militares y un buen número de madrileños que quisieron despedir a la Escuadrilla. Fue un gran acontecimiento y toda la prensa madrileña contribuyó a su difusión con algunos titulares en portada tan llamativos como triunfalistas. El periódico Las Provincias publicó en portada las fotografías de los flamantes aviadores con el título “El dominio del aire en Marruecos”. El convoy, que había llegado a Algeciras el día 23, abandonó puerto al día siguiente en el Almirante Lobo, desembarcando en Ceuta el 25. Salvando grandes dificultades, los primeros elementos llegaron a Tetuán el día 28 bajo una lluvia torrencial, teniendo que improvisar cobertizos con las maderas de los embalajes, vivaqueando el personal durante la noche bajo el aguacero, sin tiendas aún. El campamento de Adir, que posteriormente se conocería como Sania Ramel y que con el tiempo se convertiría en un próspero aeródromo, no era más que una gran llanura a unos 3,5 km de Tetuán que había sido seleccionada por Vives en un reciente viaje anterior. El día 29, fuerzas de ingenieros auxiliados por otras de los regimientos del Rey y de León comenzaron a chapear y fortificar el campo, llegando el resto del material el día 1 de noviembre lo que permitió iniciar el montaje de los aeroplanos: El domingo día 2 de noviembre de 1913 a las 17.09 horas, en un aeroplano Nieuport nº5, se realizó un primer vuelo de 8 minutos, Alonso, con Sagasta como observador. Los primeros días no hubo grandes novedades: puesta a punto del material, muchos vuelos de prueba de los aeroplanos, incursiones prospectivas para conocer el terreno enemigo, ensayo de tácticas, prácticas con improvisados visores y algún vuelo ordenado por Kindelán para realizar un servicio de exploración, fotografía y croquizado del terreno, pero todo cambiaría el día 19 al producirse el bautismo de sangre y resultar heridos dos miembros de la Escuadrilla. Sobre la hoja de un cuadernillo74 de pequeñas dimensiones, Kindelán había escrito con lápiz, la siguiente orden: “19 Nobre 13. Jefe escuadrilla a jefe sección MF. Sírvase reconocer hoy a las 16 el monte Cónico y las posiciones que rodean Lausien, fijándose especialmente en los trabajos de fortificación que pueda haber y en los grupos de enemigos que se divisen. Altura = de 800 a 1.300. Kindelán”. De acuedo con la orden recibida, el teniente Julio Ríos y el capitán Manuel Barreiro, con el encomiable deseo de cumplir mejor su misión, sobrevolaron el Monte Cónico a muy baja altura y muy expuestos al nutrido fuego enemigo. Estando ya de regreso, fueron alcanzados por balas de fusil, sufriendo simultáneamente dos heridas graves el piloto Ríos y una el observador Barreiro. A pesar de sus heridas, una de ellas tremendamente dolorosa75, Ríos maniobró con gran serenidad para evitar caer en campo enemigo, tomando tierra en las líneas españolas junto al Campamento General. Por su acción serían, años más tarde, condecorados con la Laureada de San Fernando, siendo ésta la primera otorgada a la Aviación Militar española. Relata Kindelán76 que el día 24 se realizó el primer lanzamiento de bombas desde un avión militar español. En su orden del 23 noviembre de 1913 se podía leer lo siguiente: “Mañana inaugurará la escuadrilla su actuación ofensiva arrojando bombas en los poblados de la desembocadura del Haira, colaborando con las tropas en la pequeña operación que ha ordenado la superioridad.” El parte del día 24 decía escuetamente: “Cifuentes, observador de Olivié, arroja dos bombas frente a Lausien”. Respecto a las bombas, sólo dos días después Vives anotó en sus cuadernos: “día “26.- Mañana: Vuelo con Kindelán en MF para aparato bombas y el 27.-Mañana: Vuelo con Kindelán en MF para apa- 60 > El chileno O’lage recibiendo la felicitación del Rey y del coronel Rodríguez Mourelo tras la exhibición del Barrón de caza ganador de la prueba del año 1919 (foto: prensa gráfica de la época).


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