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LOS REGALOS DEL ZAR AL REGIMIENTO DE LANCEROS DE FARNESIO 179 «Representante de Rusia acaba de decirme que esa bandera (se refiere al estandarte del Regimiento de Lanceros de Olviopol por el que Alfonso XIII se interesaba) está en Sarajevo confiada a Cuerpo de Cadetes rusos y puede traerse cuando se quiera; pero él y agrega-do militar añadieron que coronel Solodownikov y teniente coronel Wedrinski, que están en Constantinopla tienen pedido venir a Servia (sic) para hacerse cargo bandera sin haber indicado su intención pos-terior … De acuerdo con mi colega ruso, ruego a V. E. se sirva pre-guntar a S. M. si caso que pidan se les lleve, deje ir a España para en-tregarle bandera … En caso contrario ruego a V. E. se sirva decirme si debo reclamar bandera para llevarla a Madrid primera ocasión.».52 La respuesta del marqués de Lema, ministro de Estado, siguiendo instrucciones de Alfonso XIII, es contundente. El 16 de mayo de 1921 co-munica al embajador en Belgrado: «… de ningún modo con el pretexto de hacer la entrega a nues-tro Soberano venga a España ningún Jefe ni Oficial de dicho Regi-miento, sino que caso de poder recogerla el Sr. Vallín o el Ministro en Constantinopla los guarden en depósito en una u otra Legación.».53 Desde que acabó la guerra, Alejandro I Karageorgevich ejercía la re-gencia en lugar de su padre Pedro I de Serbia. Cuando este fallece en agosto de 1921, su capilla ardiente es colocada en la Catedral del Arcángel San Miguel de Belgrado, donde acudirán a presentarle sus respetos un buen nú-mero de antiguos jefes y oficiales zaristas refugiados. Sin duda, se reunirían allí buena parte de los estandartes bendecidos de los regimientos que habían podido ser salvados de los sóviets. Y allí permanecerían hasta el 6 de octubre de 1929. En esa fecha un impresionante cortejo recorre las calles de Belgrado durante el traslado de los restos mortales del teniente general Pyotr Nikoláyevich Wrangel, líder y héroe de la lucha antibolchevique, muerto en Bruselas un año antes, el 25 de abril de 1928 y que iba a ser enterrado en Belgrado, en la iglesia ortodoxa de la Santísima Trinidad, en un sarcófago a la sombra de los viejos estandartes y banderas de los regimientos rusos y en presencia de representantes de to-dos Revista de Historia Militar, 116 (2014), pp. 155-206. ISSN: 0482-5748 los Ejércitos Blancos. 52  Patrimonio Nacional. Archivo General del Palacio Real de Madrid. Caja 12.330/1 53  Las principales ciudades europeas estaban, en esas fechas, plagadas de espías soviéticos, y el Gobierno español desconfiaba de que entre los militares exiliados rusos hubiera infiltrado algún agente alborotador bolchevique.


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