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BOINA NEGRA 283

HHIISSTTOORRIIAA PPAARRAACCAAIIDDIISSTTAA 52 ADIÓS MILÁN, ADIÓS El 15 de junio de 2015, la Unidad ha entregado los últimos lanzadores de misil contra carro “MILAN” (del francés Missile d’Infanterie Léger Antichar) por causar baja como sistema de armas en nuestro Ejército. No nos acordamos, pero han pasado ya muchos años desde que en 1987 fueron recibidos los primeros en la Compañía de Defensa Contracarro procedentes del Regimiento de Infantería Contracarro “Toledo” n.º 35 con guarnición en Zamora, por disolución de esta unidad, en su momento unidad piloto y escuela de defensa contracarro a nivel nacional. Durante estos años, y hasta que llegó tu hermano mayor el TOW (del inglés Tube-launched, optically tracked, wire-guided) en 1997, has constituido el esqueleto de nuestra lucha, no ya sólo contra medios acorazados o mecanizados, sino batiendo cualquier objetivo rentable que se presentara. Fuiste tan bueno que incluso con la llegada del TOW pudiste aguantar unos años más complementando sus alcances con los tuyos. Pero no has sido sólo un arma o una capacidad. Alrededor tuyo han vivido muchos equipos, pelotones y secciones de defensa contracarro. Incluso una compañía, a la que por tu alcance, le llegaste a dar nombre : Compañía de Defensa Contracarro Medio Alcance Cía. DCC. (BCG) Ejercicio de tiro desde el afuste vehícular Paracaidista (Cía. DCC MA PAC). Muchos cuadros de mando y tropa han servido a España contigo y estarás siempre vivo en su memoria. Alrededor tuya se pueden contar mil historias y mil anécdotas. Desde un principio fuiste paracaidista, eso sí, bien guardado en tu embalaje logístico que ya venía preparado para el salto. Siempre nos quejamos de que fueras un poco “cegato” de noche, pero para eso estaban nuestros artilleros paracaidistas que con sus fuegos iluminantes prolongados en el tiempo nos permitían localizar, adquirir y hacer fuego sobre un blanco. En esas ocasiones, a más de uno se le olvidaron las pilas de iluminar el retículo (aquellas maléficas pilas que no tenían repuesto, eran difíciles de recargar y sólo valían para tí) y tuvo que hacer fuego nocturno “a la estima”. Como olvidar lo que pesabas y lo que costaba llevarte encima de la mochila. Serviste para demostrar una vez más la astucia del paracaidista, que encontró una forma de colocar la plancheta en la parte superior de la mochila para llevarte encima suya. Pero más pesaban tus disparos. Esos ya usados, que pudimos mantener para rellenarlos con cemento y simular que eran disparos nuevos, en las marchas y la instrucción. El proveedor, que llevaba dos, no los podrá olvidar jamás.


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