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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 127

SUSANA GARCÍA RAMÍREZ con que nos hemos apoderado de las fragatas españolas» (45), y lord Carlisle, en la de los Pares, preguntaría si la detención de las fragatas españolas «no podía haberse hecho con fuerzas tales que pudiesen los vencidos rendirse sin rubor». Pero para entonces los caudales que conducían tales fragatas ya se encontraban en el banco de Inglaterra en lugar de en las arcas de la Real Hacienda o en las de la Francia napoleónica, como el gobierno de Pitt presumía. Ese temido pago a Francia finalizó, obviamente, en el momento en que España declaró la guerra a Gran Bretaña. y ese momento llegó dos meses después de la agresión a las fragatas: el 12 de diciembre de 1804. Pero antes de iniciar oficialmente la contienda hubo que fijar los medios y los modos con que Francia y España renovarían su alianza. A cambio de la fuerza que Carlos IV se comprometía a tener armada y dispuesta antes del 30 de marzo del año siguiente, Napoleón garantizaba a S.M. Católica la integridad del territorio español y la restitución de las colonias que pudiesen tomarse en la guerra. Además, S.M. el Emperador prometía «emplear su influjo para que sea restituida á S.M. Católica la isla de la Trinidad arrebatada por los británicos durante la guerra de 1796 y también los caudales apresados por el enemigo, con las fragatas españolas de que se apoderó antes de declararse la guerra» (46). Por su parte, el «Manifiesto de guerra contra la Gran Bretaña», que el secretario de Estado, Pedro Cevallos, rubricó en Madrid el 12 de diciembre de 1804 (47), reseñaba: « … la mala fe y las miras ocultas y perversas del ministro inglés (…) con el atentado abominable de la sorpresa, combate y apresamiento de las cuatro fragatas españolas que, navegando con la plena seguridad que la paz inspira, fueron dolosamente atacadas por órdenes que el Gobierno inglés había firmado en el mismo momento en que engañosamente exigía condiciones para la prolongación de la paz, en que se le daban todas las seguridades posibles y en que sus buques se proveían de víveres y refrescos en los puertos de España.¿qué satisfacción podría dar por la triste pérdida de la fragata Mercedes con todo su cargamento, su tripulación y el gran número de pasajeros distinguidos que han desaparecido, víctimas inocentes de una política tan detestable? Por ello, ante unos ultrajes tan manifiestos (…) el magnánimo corazón del Rey, después de haber apurado para conservar la paz todos los recursos compatibles con la dignidad de su corona, se ve en la dura precisión de hacer la guerra al Rey de la Gran Bretaña». Declarada formalmente la guerra, Carlos IV encargó la dirección de esta a Godoy, quien una semana después enardecía los ánimos con su «Proclama a la (45) Gazeta de Madrid, 5 de marzo de 1805. (46) Artículo 6 del convenio rubricado en París a 14 de Nivoso, año XIII (5 de enero de 1805), firmado por D. Decrés y Federico Gravina. (47) Publicado en la Gaceta de Madrid, 14 de diciembre de 1804. 40 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 127


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