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REVISTA DE HISTORIA MILITAR EXTRA COLEGIO ARTILLERIA

312 JOSÉ ÁNGEL MADRONA - FRANCISCO JOSÉ GÓMEZ Dentro de esas fábricas y laboratorios, así como en Segovia y en las escuelas regidas por el Cuerpo de Artillería se llevaron a cabo tareas que no eran sino herederas del espíritu que había inspirado la creación del Colegio. Tareas que reclamaban para el Cuerpo un papel protagonista en la necesaria industrialización de nuestra Nación y que eran colectivas, pero lideradas por figuras adornadas de las virtudes que caracterizaban a toda la corporación, pero llevadas hasta límites excepcionales. Una tarea que se elevó incluso más allá de las luchas fraticidas que reinaron en nuestra Patria durante dos terceras partes del siglo XIX. Entre las más destacadas se pueden citar ejem-plos tales como: Impulso a la industrialización minero metalúrgica de España El mariscal Francisco Antonio Elorza y Aguirre (1798-1873), ha-bía tenido que exiliarse en 1823 con la entrada de las tropas del duque de Angulema en apoyo del absolutismo, cuando era teniente coronel graduado y capitán de Artillería. Según sus historiadores, Elorza había ingresado en el Colegio de Artillería por un espíritu patriótico avivado por los sucesos del Dos de Mayo y el protagonismo artillero de esa jornada. En la primera etapa de su exilio en Lieja, completó su formación técnica en la rama de la metalurgia y la minería en la Universidad de Lieja (cuna de la siderurgia europea), estudios que ampliaría posteriormente en la Escuela de Ciencias de Londres. Elorza atendió la llamada del Gobierno cuando éste decidió impulsar el desarrollo de una siderurgia que se había enfrentado a sucesivos fracasos en la utilización de altos hornos alimentados con coque. Desarrolló técnicas innovadoras en su dirección de las minas y fundiciones de Marbella y el Pedroso (Sevilla) y en la Fábrica de Fusiles de Sevilla. Atendiendo a los méritos técnicos mostrados fue nombrado director de la renovada idea de la Fábrica de Trubia (1844 a 1863), convirtiéndola en una fábrica integral y en la instalación siderúrgica con mejores medios de producción de España. Inició en ella la fabricación en nuestra Patria de acero al conseguir el encen-dido y marcha de los primeros altos hornos de España que emplearon carbón mineral (coque) y crisol. Allí se fundió el primer cañón de hierro (de más de 60 t) en 1849 (lo que permitió poner a España en armonía con los éxitos en fabricación de artillería que se estaban consiguiendo en el resto de Europa) y también allí se fabricaron los primeros cañones de retrocarga y con ánima rayada de fundición de hierro y acero para nuestro Ejército y Armada. A ello se unieron otras innovaciones en nuestro material, como, el empleo de ban-das de forzamiento de cobre en sustitución de los tetones que hasta entonces Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2014, pp. 289-358. ISSN: 0482-5748


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