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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 895 OCT 2015

Seguridad y Defensa REVISTA EJÉRCITO • N. 895 OCTUBRE • 2015  15  presentar en los plazos previstos una serie de proyectos susceptibles de obtener financiación comunitaria; pero la novedad del Proyecto, así como la incapacidad de los países de presentar los proyectos en tiempo y forma, provocó que al final del MEDA I, en 1999, solo se hubieran realizado aproximadamente el 29% de los pagos que habían sido comprometidos. El Reglamento (CE) nº 2698/2000 modificó el anterior Reglamento 1488/96 y adoptó el Programa MEDA II para el periodo 2000-2006 con una cantidad de 5.350 millones de euros, a los que se sumaban 6.400 millones de euros en préstamos del BEI. En este periodo, con el nuevo Programa, se ejecutaron casi un 63% de los pagos presupuestados, con lo que se puede afirmar que el avance fue significativo. El texto de la Declaración de Barcelona convocaba a una reunión de ministros de Asuntos Exteriores en «el primer semestre de 1997 en uno de los doce países mediterráneos asociados a la Unión Europea»; así, en abril de ese mismo año, tuvo lugar la siguiente reunión en Malta, celebrándose las siguientes en Stuttgart en 1999 —donde por primera vez asiste Libia en calidad de invitado—, en Marsella en el año 2000 y dos años después en Valencia. Es en esta reunión, nuevamente bajo presidencia española, donde se refuerzan las iniciativas planteadas en el proceso de Barcelona y supone un nuevo impulso a la política mediterránea. Al igual que siete años antes en Barcelona, la Conferencia vuelve a versar sobre los tres ejes fundamentales: en el político, apenas siete meses después de los atentados de las Torres Gemelas, se trata la lucha contra el terrorismo, en el económico se refuerzan los instrumentos financieros establecidos en pleno desarrollo del Plan MEDA II y en el social se refuerza la colaboración en justicia e inmigración. Posteriormente a Valencia, se sucedieron las reuniones de Nápoles en 2003, Luxemburgo en 2005 y finalmente, para conmemorar el décimo aniversario, en noviembre de 2005, nuevamente en Barcelona. La presidencia española quiso darle el máximo relieve a la cumbre, pero la ausencia de los principales líderes árabes y la falta de consenso en la definición del término terrorismo fueron los principales obstáculos de una cumbre en la que España había puesto grandes esperanzas; finalmente culminó con una declaración de la presidencia, y no con un documento final consensuado por todos los participantes. A pesar de este desencuentro, el principal logro de esta Cumbre Euromediterránea fue el acuerdo sobre un Código de Conducta Antiterrorista, creando un marco político de referencia normativa, que Distribución geográfica de los fondos MEDA II


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