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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 895 OCT 2015

Seguridad y Defensa REVISTA EJÉRCITO • N. 895 OCTUBRE • 2015  17  Conferencia de París en julio de 2008 producen una serie de importantes novedades: por un lado, la denominación pasa a ser «Unión por el Mediterráneo» y por otro, se incorporan nuevos miembros como Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Croacia y Mónaco, mientras que la Liga Árabe es invitada a participar con carácter de observador. El aspecto institucional, con grandes carencias desde Barcelona, se refuerza en el texto de París, creando unas estructuras institucionales que permiten una mayor visibilidad de la Unión para el Mediterráneo, así como el fomento de un sentimiento de copropiedad, frente a la imagen ofrecida hasta la fecha de iniciativa únicamente europea. La principal novedad ha sido la división de los participantes entre socios del norte, que son los miembros de la UE, y socios del sur5, la creación de un sistema de copresidencias norte-sur de carácter bianual y rotatorio6, el establecimiento de un Secretariado Permanente y de un Comité Conjunto. También supuso una novedad el lanzamiento de un sistema de cumbres bianuales de Jefes de Estado, con un papel clave en la puesta en práctica de los seis proyectos planteados en el texto de París: descontaminación, grandes vías marítimas y terrestres, protección civil, plan solar, enseñanza y universidad europea y, por último, desarrollo empresarial. Mientras la Conferencia de Barcelona proponía unos objetivos y principios idealizados, que el tiempo había tornado en inaplicables e inalcanzables, la nueva agenda de seguridad propuesta en París se movió en una dirección menos ambiciosa. Bien es cierto que la situación en 2008 hizo que las armas de destrucción masiva y el terrorismo fuesen un asunto vital de la cumbre, pero la experiencia de la propuesta de Barcelona en la creación de una zona libre de armas de destrucción masiva, que hasta la fecha no se había discutido en ninguna reunión, hizo que la iniciativa Unión para el Mediterráneo supusiese un cambio significativo en cuestiones de seguridad. Así, salvo el recurrido proyecto de protección civil frente a desastres, que como se ha mencionado fue incluido en los seis proyectos del texto, no se produjeron proyectos sustanciales sobre asuntos políticos y de seguridad. El resultado en el ámbito de seguridad y defensa fue tremendamente desilusionante; nuevamente se perdía una ocasión de oro para consolidar un espacio común de seguridad, que los últimos acontecimientos geopolíticos mundiales han puesto en evidencia. Así, sorprendentemente, en la Cumbre de París no se produjo un plan de trabajo concreto sobre temas de seguridad y defensa, en claro contraste con las continuas iniciativas de la OTAN en el ámbito mediterráneo. Por otro lado, la crisis económica que asolaba Europa en ese momento hizo disminuir considerablemente la financiación en ayudas bilaterales, que había sido el eje principal en Barcelona, perdiendo el principal pilar en que se basaban las relaciones entre los Estados europeos y sus socios mediterráneos. Presente y futuro Los resultados del Proceso puesto en marcha en Barcelona han retrocedido de una manera significativa tras la eclosión de la Primavera Árabe, la crisis económica que ha asolado a la Unión en los últimos años, los cambios de régimen


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