La energía domesticada - para la guerra

MEMORIAL INGENIEROS 93

LA ENERGÍA DOMESTICADA PARA LA GUERRA Coronel de Ingenieros D. Gonzalo Pestaña Enríquez Las estrellas fueron la fuente de energía de los dioses. Reseña biográfica del autor: Nacido en Medina del Campo (Valladolid, 1940). En 1965 recibe el despacho de teniente. Diplomado en Transmisiones, estuvo destinado mayormente en unidades de guerra electrónica (EW), así como en el EMAD. Fue agregado de Defensa, Militar, Naval, Aéreo en la embajada de España en Arabia Saudí y países de su influencia. Ha cursado estudios en academias militares de EE. UU., Alemania, Francia, Gran Bretaña… Fue seleccionado para realizar el Curso de Ascenso a General (CAGEA). Ha representado a España en numerosas agencias, grupos de trabajo… en la OTAN. Ha sido durante seis años profesor invitado (lecturer) en los Cursos Avanzados de EW de la OTAN en Alemania e Italia. Ha publicado numerosos artículos relacionados con la EW en revistas de Defensa, del ET, del EA y en el Memorial del Arma de Ingenieros. Actualmente colabora en la revista militar Atenea con dos artículos mensuales en la sección Internacional. Antecedentes Hace unos 13.700 millones de años, el Big Bang dio lugar a una región que contenía toda la masa del universo, a una temperatura enormemente elevada, que se expandió mediante una tremenda explosión. La energía es, simplemente, nuestro universo, que a lo largo de esos millones de años solo ha ido cambiando de forma, pero permaneciendo constante. La fusión (no fisión) es el modo preferido por la naturaleza para dotar de energía al universo. Nues-tro Sol, nuestra estrella más próxima, es una bomba nuclear inmensa que transmuta el hidrógeno en helio, mediante fusión. Nuestro universo se caracteriza por un pequeño número de constantes universales que han per-manecido inalterables desde su creación. Estas constantes son: la carga del electrón, la de la gra-vitación, la de Planck, la velocidad de la luz, etc. La metamorfosis, o mejor dicho, la transmutación más inmediata de la energía fue la de radiación en materia, y una pequeña porción (1 en millones) del inmenso océano electromagnético, o si se quiere de la luz, fue cuajando en partículas (quarks). Esa expansión hizo disminuir su temperatura, de manera que, solo segundos después, la temperatura descendió hasta el punto de permitir que de esos quarks se formaran los protones y los neutrones, y pasados unos minutos, la temperatu-ra siguió bajando hasta el punto de que los protones y los neutrones pudieron combinarse, para formar, básicamente, los núcleos atómicos (alrededor de los cuales giran los electrones), donde radica la energía nuclear, cuya aplicación ha dado lugar a las armas nucleares. Convencionalmen-te, el electrón tiene una carga electrónica -1, el protón +1 y el neutrón 0. Un elemento es estable cuando tiene igual número de neutrones que de protones. Si el número de neutrones es inferior al de protones, se denomina isótopo, que es radiactivo. La energía se puede definir de muchas maneras, y entre los físicos la más natural es la tradicional: la energía es la capacidad de producir trabajo, que en el Sistema Internacional se mide en ergios. La energía nuclear es una de sus formas. En agosto de 1945, dos proyectiles-bomba, lanzados desde un bombardero intencionadamente sobre dos ciudades, cambiaron, en una fracción de segundo y para siempre, los conceptos clási-cos de la guerra. El principal símbolo de la nueva arma fue la imagen del «hongo atómico». El arma


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