Page 9

REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2015

TEMAS GENERALES po de guerra o —especialmente— de paz. Los «barcos para todo» no siempre nacen como tales, pero su función, una vez encuadrados por el mando para estas misiones, es siempre la misma: patrullar las aguas de interés previniendo actividades ilícitas, defender las líneas de tráfico y pesquerías propias y controlar —hostigando en caso necesario— la navegación comercial y los pesqueros o buques intrusos que se detecten en zonas sensibles bajo su responsabilidad. También deben ser capaces de hacer frente a amenazas más serias, como el control antisubmarino —ya menos asiduo—, el tráfico ilícito de drogas o de personas o la mucho más reciente y «asimétrica», representada por la piratería a todos los niveles. Estos integrantes de la flota salen poco en los medios de comunicación, y si lo hacen, para nada bueno; pero lo cierto es que llevan sobre sus bregadas espaldas gran parte del peso específico que la institución a la que pertenecen debe soportar de una forma callada, anónima, haciendo bueno el dicho de que el buen trabajo es el hecho día a día con la máxima aplicación. En suma, son los auténticos «currantes» de la flota. La Armada española ha tenido muchos «barcos para todo»; en realidad, dada la amplitud de la tarea a realizar en nuestro litoral y aguas de influencia, a veces la penuria ha sido tan grande que unidades con funciones completamente diferentes a las que desempeñaron, como destructores o remolcadores, terminaron su vida militar ejerciendo como tales. Aquí nos gustaría referirnos a casi dos decenas de estos barcos que, componiendo tres «sagas» —pasado, presente y futuro—, claramente emparentados entre sí, han hablado muy poco a lo largo del medio siglo en el que han hecho mucho, dejando todo dicho los que desaparecieron y teniendo mucho que decir aquellos más nuevos, de los que todo se espera. Nos referimos, lo habrán supuesto los iniciados, a dos entrañables series de corbetas, las F-60 Descubierta de los años cincuenta del siglo xx, las innovadoras, seguras y perdurables F-30 del mismo nombre de los ochenta y, cómo no, los nuevos y flamantes BAM o buques de acción marítima que, si bien nacieron con impresionante apariencia (como ya sucediera con las F-30), lógicamente terminarán, y bueno será que así sea, en el cajón de sastre de los «barcos para todo» que más juego —y jugo— han de dar a nuestra flota. Las tipo Descubierta antisubmarinas Pero vayamos por orden. La historia de estos buques, cuyas anclas pocas veces se pudren en el fango y de estachas de amarre siempre prontas a ser largadas, empieza en la posguerra mundial, cuando la E. N. Bazán se hallaba inmersa en la construcción de dos series poco afortunadas de destructores, los grandes Oquendo y los menores Audaz (los célebres biscúters), además de los versátiles cañoneros clase Pizarro, serie con menos pretensiones pero muy útil en la práctica: «buques para todo». Surgió en ese momento la idea de un barco relativamente pequeño y de bajo coste para patrulla y estaciona- 592 Mayo


REVISTA GENERAL DE MARINA MAYO 2015
To see the actual publication please follow the link above